Las canciones de cuna

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LAS CANCIONES DE CUNA

 

"Duérmete, niño angelito,
antes que venga la Mora,
porque anda de casa en casa
por saber qué niño llora.
Óo, óo, óo...
Este niño tiene sueño,
tiene ganas de dormir,
un ojo tiene cerrado
y otro no lo puede abrir.
Óo, óo, óo...
Ro, niño, ro,
que tu padre fue a León
y tu madre a La Bañeza,
no te quiso dar la teta, no.
Óo, óo, óo..."



        Con los nombres de Canciones de Cuna, Nanas, Arrorrós,... se designan en las distintas regiones españolas los cánticos con que las madres arrullan y duermen a sus hijos pequeños. Estas canciones son entonadas a media voz al mecer la cuna sobre la que descansa el niño.

        El
ritmo está determinado por el que lleva la cuna al moverse. Suele ser de dos tiempos, aunque hay nanas de tres tiempos, en las que al acunar se hace una breve pausa.

        En sus melodías se puede notar siempre un
dulce y plácido fluir de notas, ya que la principal pretensión es dormir al niño. Quizá por esta razón, las letras hablan de nubes, de caminos, de veredas, de ángeles, de ríos, de cocos, de peces y de otras cosas bellas de la Naturaleza; y casi siempre suelen terminar con un broche o remate: Ro-Ro, Lo-Lo, Óo-Óo, Nea, Nea,...

        El deseo de la madre es que el niño coma y duerma con normalidad. Por eso se desvela y pasa noches enteras meciendo la cuna del niño. Para lograr su objetivo, muchas veces le cuenta al niño sus trabajos y problemas para que acelere el sueño y así poder hacer sus cosas:

"Échate, niño,
que tengo que hacer:
lavar los pañales,
planchar y coser".

        Otras veces procura llevar al niño a un sueño feliz, infundiéndole tranquilidad:

"Duerme mucho, niño, duerme,
duérmete, que aquí estoy yo;
duerme con los angelitos
y con la madre de Dios."

        También existe una relación clara entre las nanas y los villancicos. Se arrulla a los niños con cantares hechos para dormir al Niño Jesús. Incluso, la madre le canta todas las melodías que vienen a su memoria, aunque no hagan explícita referencia al tema infantil:

"No me despiertes al Niño,
no me despiertes al Niño,
que ahora mismo se durmió,
sal, mirandillo, arandandillo,
sal, mirandillo, arandandá,
cabo de guardia alerta está."


       
¡QUE VIENE EL COCO! Al mismo tiempo que la ternura y el amor materno, en las canciones de cuna suele aparecer por primera vez el sentimiento de miedo y de peligro. Un medio muy utilizado, y tal vez perjudicial, es el de llamar al "Coco" para forzar al niño a dormirse. El " Coco" ha recibido diferentes denominaciones según las regiones: el Hombre del Saco, el Judío, el Moro o la Mora, el Milano, el Gavilán, la Niebla, la Meiga, la Jana,... De alguna manera estos Cocos simbolizan todas las amenazas que se ciernen sobre el niño (hasta hace muy poco tiempo existía en todo el mundo una enorme mortalidad infantil). Ante estos peligros, el niño necesitará un entorno que le proporcione la estabilidad anímica: el hogar, los padres, la sonrisa, el amor...

"Duérmete, niño,
que viene el Coco
a comer a los niños
que duermen poco".

        Pues bien, dentro de ese Amor entra la nana por derecho propio, con una gran carga de emoción positiva y encantadora a pesar de sus cocos. Los Cantos de Cuna no deberían ser sólo recursos, y habría que mantener su música sencilla y su poesía entrañable sobre todas las cunas del mundo.

 

 


 


Los autores de este artículo fueron:  José Antonio García Trabajo y Jesús San José Hernández.

Fue publicado en el Diario de León, en la sección "El Filandón" el 11 de enero de 1987.

Las ilustraciones creadas por Gómez Domingo.