Cuaderno de cantares:

Las estrellas

 

 

 

A la luna, a la luna,
y a las estrellas,
y al lucero del alba,
que va con ellas.
  A la luna la acompañan
un sinnúmero de estrellas,
a la novia acompañamos
toditas sus compañeras.
  A las estrellas del cielo
les cuento lo que me pasa,
por no tener en el mundo
persona de confianza.

 

 

Asómate a esa ventana,
cara de luna redonda,
estrellita de la noche,
espejo de quien te nombra.
  Como soy en la vida
pastor de ovejas,
por las noches platico
con las estrellas.
  Cuando las Tres Marías
van pa’l Paleru
salen las de Casares
del filanderu.

 

 

Cuando sale la luna
sale el lucero,
salen las estrellitas
del alto cielo.
  Dicen que mi amante es feo,
desaborido y muy tonto,
debajo de las estrellas
para mi gusto no hay otro.
  Dicen que mi amor es feo
y picado de viruelas,
a mí me parece un sol
coronadito de estrellas.

 

 

¿Dónde estará mi morena,
que tiene el balcón cerrado?
¿Dónde estarán las estrellas
cuando el cielo está nublado?
  El marco de tu ventana
está llenito de estrellas,
y cuando te asomas tú
sale el sol y se van ellas.
  En el cielo no hay faroles,
que todas son estrellitas,
bendita sea la madre
que crió las bercianitas.

 

 

Eres pariente del sol
y primita de la luna,
hermana de las estrellas,
del cielo, prima segunda.
  Esta noche va a llover,
que tiene cerco la luna,
las estrellas me lo dicen
y el cielo me lo asegura.
  Estrella de fuego fuiste,
y en mi corazón entraste,
dejaste el fuego encendido
y luego te retiraste.

 

 

Estrella, sol y luna,
¿cómo no sales?
Lucero, no me dejan
salir mis padres.
  Estrellita del Norte,
relumbradora,
¿dónde tienes la guía
que estás tan sola?
  Estrellita, estrellita,
luna redonda,
alumbra a mi amante
que va de ronda.

 

 

Estrellita guiona,
¿cómo no guías
a mi amante de noche
y a mí de día?
  Estrellita que guías
los carreteros,
guía bien a mi amante,
que es uno de ellos.
  Estrellita reluciente,
que andas a par de la luna,
dime dónde está el lucero
que alumbra la noche oscura.

 

 

Estrellita reluciente,
tú que vas alta y serena,
dime si podré besar
esta noche a mi morena.
  Estrellitas del cielo,
rayos de luna,
alumbrad a mi niño
que está en la cuna.
  La luna a la cabecera,
las estrellas a los pies.
Vengo a decirle a tus padres,
que su yerno quiero ser.

 

 

La ronda se va, se va
por la calle de la Luna,
de las estrellas del cielo
te quiero más que a ninguna.
  Las estrellas corren, corren,
la luna se va a esconder,
quédese con Dios la luna,
tú eres la que vengo a ver.
  Las estrellas corren, corren,
no se apartan de la luna,
tampoco se ha de apartar
mi palabra de la tuya.

 

 

Las estrellas corren, corren,
yo no dejo de correr,
donde me pille la noche,
allí pienso amanecer.
  Las estrellas del cielo
no están cabales,
porque están en tu cara,
las principales.
  Las estrellas del cielo
son ciento doce,
con las dos de tu cara,
ciento catorce.

 

 

Las estrellas fui contando
por ver la que a mí me sigue,
a mí me sigue una estrella
pequeñita, pero firme.
  Las estrellas y el lucero
están en una porfía,
las estrellas, que es de noche,
el lucero, que es de día.
  Las estrellas y la luna
que mira para el oriente,
no tienen tanta firmeza
como yo para quererte.

 

 

Las estrellitas del cielo
brillan todas a una vez,
pero más brillan tus ojos
cuando yo te vengo a ver.
  Las estrellitas del cielo
se visten de colorado,
y yo me visto de negro,
que tengo mi amor soldado.
  Las estrellitas del cielo,
una a una, dos a dos,
no tienen tanta firmeza
como tenemos tú y yo.

 

 

Las estrellitas del cielo
y las arenas del mar,
y las penas de mi alma,
nadie las puede contar.
  Lucero de la mañana,
tú bien lo debes saber,
dónde están las tres Marías
cuando empieza a amanecer.
  Majo, si vas a León,
compra un pañuelo de seda,
que tenga pintado el sol,
el lucero y las estrellas.

 

 

Más alto que las estrellas
vuela mi amor por el aire,
el que no sepa querer
que no comprometa a nadie.
  Me puse a contar estrellas
y la del Norte dejé,
viendo que era tan bonita,
contigo la comparé.
  Me puse a contar estrellas
y las eché en el mandil,
no las pude contar todas
porque me acordé de ti.

 

 

Muchas hay en este pueblo
que se tienen por doncellas
y tienen el mandil roto
de mirar a las estrellas.
  No sé qué cantares cante,
todos se me han olvidado,
sólo tengo en la cabeza
que eres un cielo estrellado.
  No te la dan por esclava,
te la dan por compañera,
mírala, que es más hermosa
que la luz de las estrellas.

 

 

Para bailar de noche,
no quiero luna,
ni la noche estrellada,
ni noche oscura.
  Por la estrellita del Norte
se guían los marineros,
yo me guío por tus ojos,
que son dos claros luceros.
  Por lo más alto del cielo
camina el carro triunfante,
las tres Marías detrás
y siete estrellas delante.

 

 

Sale el sol por la mañana
y oscurece las estrellas,
y tú oscureces al sol
cuando sales a la puerta.
  Si la luna fuera mía
y anduviera a mi cuidado,
yo te alumbrara de noche,
cara de cielo estrellado.
  Si la luna fuera queso
y las estrellas, panetes,
y el río fuera de vino,
qué tragos y qué zoquetes.

 

 

Si la luna no menguara,
te comparara con ella,
pero te compararé
con el sol y las estrellas.
  Tus ojos para soles
son muy pequeños,
para estrellas son grandes,
serán luceros.
  Tienes pecas en la cara,
niña, no tengas cuidado,
que el cielo con las estrellas
parece más adornado.

 

 

Una estrellita se ha muerto
y la luna llora, llora,
y las demás estrellitas
de luto se visten todas.
  Vámonos de aquí, señores,
que las estrellas van altas,
ya viene la luz del día
descubriendo nuestras faltas.
  Vendrá de San Juan la noche
templadica y estrellada,
ya no pondré más el ramo
clavado en la tu ventana.

 

 

Ventana, ¿cómo no te abres?
balcón, ¿cómo no te cierras?
lucero, ¿cómo no sales
a recoger las estrellas?
  Virgen, madre sois de Dios,
estrella siempre brillante,
más que la luna sois bella,
y más que el sol relumbrante.
  Viva la estrella del Norte,
viva el lucero del día,
viva la estrella del Norte,
que a los marineros guía.

 

 

Los padrinos                                      

El molino