Cuaderno de cantares:

Lluvia, nieve y tormenta

 

 

 

A la alameda ya no voy más,
a la alameda a pasear,
mira que llueve y te mojarás,
a la alameda ya no voy más.

  Agua menudita llueve,
cómo corren los canales,
escucha mi canto, niña,
que soy aquél que tú sabes.
  Aire que viene de arriba
trae la nieve hasta tu puerta,
fuego te traería yo,
morena, si tú quisieras.

 

 

Al tu querer lo comparo
con los días del invierno,
ya se anubla, ya se aclara,
ya nieva, ya hace buen tiempo.

  Allá va la despedida,
la que echó el galgo a la liebre,
que si la pilla debajo
no se moja cuando llueve.
  Amor mío, no te vayas
a vivir a la montaña
que hace mucho frío y llueve,
y soy niña delicada.

 

 

Arriba, galán, arriba,
que más arriba estoy yo,
a beber agua de nieve,
que también la bebo yo.

  Ay, qué montañas tan altas,
ay, qué remanso de nieve,
ay, qué niña tan bonita,
dichoso el que se la lleve.
  Braña de Zaramedo,
quién te rondara
de noche con la luna
y aunque nevara.

 

 

Cada vez que en el cielo
relampaguea,
me acuerdo de tu nombre,
Bárbara bella.

  Cómo llueve en el campo,
cómo ha llovido,
que hasta los naranjales
han florecido.
  Como llueve en el campo,
mi amor se moja,
quién fuera un arbolito
cargado de hoja.

 

 

Cómo nieva por la sierra,
cómo nieva en la montaña,
y qué sólo está mi amor
allá arriba en esa braña.

  Cuando la serena cae,
cuando llueve y zaracea,
asómate a la ventana,
que te quiero ver, morena.
  Cuando sube a la sierra
la blanca niña,
en arroyos la nieve
huye de envidia.

 

 

¿Dónde va de mañana
la niña blanca
si la nieve ha cuajado
por la montaña?

  El patio de mi casa
es particular
cuando llueve se moja
como los demás.
  En el portal de Belén
caen copos de nieve airosa,
está la Virgen María
más hermosa que una rosa.

 

 

En este pueblo no hay mozos,
que se los comió la helada,
y los pocos que quedaron
son pa la primer nevada.

  Eres como la nieve
de la sierra alta,
no lo digo de fría,
sino de blanca.
  Eres como la nieve,
del puerto, niña,
no lo digo de blanca,
sino de fría.

 

 

Eres como la nieve
que cae a copos
y por eso te miran
tanto mis ojos.

  Eres más hermosa, niña,
que la nieve en el collado,
que la azucena en el huerto,
y la paloma en el prado.
  Eres tú la que le quitas
todos los rayos al sol,
a la nieve la blancura,
y a la luna el resplandor.

 

 

Esta noche ha llovido,
mañana hay barro,
pobre del carretero
que va en el carro.

  Esta noche va a llover,
que tiene cerco la luna,
las estrellas me lo dicen
y el cielo me lo asegura.
  Esta noche va a llover,
que tiene cerco la luna,
que si no llueve esta noche
no llueve noche ninguna.

 

 

Cuando la perdiz canta
agua requiere,
no hay mejor seña de agua
que cuando llueve.

  Las campanas de Barniedo,
cuando la tormenta llega,
las echan todas al vuelo
porque no quieren que llueva.
  Las culebras, cuando llueve,
se arrastran por el camino,
así se arrastran los mozos
cuando beben mucho vino.

 

 

Llovía, llovía,
nevaba, nevaba,
y los mis amores
nunca se mojaban.

  Marcha, truena reñubera,
pa los montes Pirineos,
onde nu hai pan ni paya,
nu andes pur estos careos.
  Más hermosa eres que el sol,
y más blanca que la nieve,
eres rosa alejandrina
que todo el año florece.

 

 

Me llamaste morenita,
la culpa fue de la nieve
por no repartir conmigo
la blancura que ella tiene.

  Mira cómo nieva,
morena y salada,
mira cómo nieva
unriba de la Guiana.
  Mira, mira, cómo nieva
arriba en aquellos montes,
mira, mira cómo nieva,
nieva de día y de noche.

 

 

Oh, Cristo de los Remedios,
tú que tienes el poder,
dirige hacia aquí tus nubes
para que empiece a llover.

  Por entrar en tu jardín
ha caído una nevada,
de rosas y de claveles,
pero yo no me mojaba.
  Por ti, morena, por ti,
pasé yo la mar salada,
la pasé en el mes de enero,
cuando llovía y nevaba.

 

 

Que cuando llueve,
calzo madreñas;
rugen los clavos
sobre las peñas.

Sobre las peñas,

sobre las rocas,

que cuando llueve

calzo galochas.

  Que cuando llueve,
que cuando truena,
tiene tu madre
que hacer la cena.
Que hacer la cena,
que hacer la cama,
que cuando llueve
nunca te llama.
  Que cuando llueve,
tu madre llora
porque los mozos
la dejan sola.
La dejan sola,
sola en el baile,
que cuando llueve
llora tu madre.

 

 

Qué serenita
cae la nieve,
y el aire cierzo
que la detiene.

  ¿Quién te ha regado el corral
que esta noche no ha llovido?
Me lo ha regado un galán
con lágrimas y suspiros.
  ¿Quién te ha regado las flores,
si esta noche no ha llovido?
Un habanerillo, madre,
que de La Habana ha venido.

 

 

Quítate de la esquina,
majo, que llueve,
deja correr el agua
por donde suele.

  Sale el sol y no sale,
llueve y no llueve,
así anda mi morena,
quiere y no quiere.
  Si la nieve resbala
por el sendero,
ya no veré al mozo
que yo más quiero.

 

 

Si la nieve resbala,
¿qué harán las rosas?
Ya se van deshojando
las más hermosas.

  Si me pierdo, que me busquen
al lado del mediodía,
donde cae la nieve a copos
y el agua es serena y fría.
  Si se secan los pimientos,
pide a la Virgen que llueva,
que se está secando toda,
toda, toda la Ribera.

 

 

Soñé que el fuego se helaba,
soñé que la nieve ardía,
y por soñar imposibles,
soñé que tú me querías.

  Tengo de subir al monte,
tengo de pasar la Aquiana,
tengo de pisar la nieve
que Santa Elena pisaba.
  Tengo envidia de las nubes
que llueven agua serena,
ellas lloran desde el cielo,
yo lloro desde la tierra.

 

 

Tu corazón con el mío
son dos gotitas de lluvia,
que se juntan al caer
y se convierten en una.

  Tú fuiste la que quitaste
la color a la manzana,
y la blancura a la nieve
y las corrientes al agua.
  Un prado de nieve lleno
parece tu blanco rostro,
con tres flores por tapar
que son tu boca y tus ojos.

 

 

Una paloma blanca
como la nieve
me ha picado en el alma,
¡cómo me duele!

  Una palomita blanca
como la nieve
bajó al río a beber agua,
bañarse quiere.
  Válgame Dios del cielo,
cómo ha llovido,
que hasta las calabazas
han florecido.

 

 

Los mineros
y el carbón

                                   

 

Curas, monjas
y frailes