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La Braña

Cuaderno de cantares

(Cancionero)

 

             

 

 

 


 

 

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Presentación


 
  Recopilamos en este volumen todos los textos y las partituras de las canciones pertenecientes al repertorio discográfico del grupo “La Braña” desde su fundación en 1980. La inmensa mayoría son canciones tradicionales de la tierra leonesa, muchas de ellas recogidas directamente por el propio grupo en pueblos de la provincia, siendo en su momento rigurosamente inéditas, algunas repescadas de cancioneros ya publicados, y otras que han llegado a ser tonadas muy popularizadas y extendidas. Excepcionalmente, tenemos también algunas composiciones del grupo, como son los himnos a la Lucha Leonesa y a la Cultural Leonesa y los romances dedicados a los luchadores legendarios que han protagonizado proezas en el mundo de los tradicionales aluches. Este deporte autóctono y tradicional leonés ha sido una fuente inagotable de historias, anécdotas, leyendas y costumbres, que desgraciadamente no han dado origen a canciones tradicionales específicas, y por ello nos hemos atrevido a componerlas, siempre siguiendo el estilo de los romances antiguos e imitando la forma de ser de las melodías tradicionales.

Gracias a la generosa colaboración de Álvaro Macías, de la productora discográfica DCL, propietario de los derechos de edición sonora de la gran mayoría de estas canciones, podemos incluir conjuntamente con este libro una memoria pendrive que contiene la discografía completa del grupo, convencidos de que es el complemento ideal para los documentos que aparecen en la presente obra. Como novedad especial para esta publicación, hemos añadido la reciente grabación del romance “Luchador y minero”, homenaje a Jesús Antonio García, “Chuchi de La Ercina”, por su heroica muerte en la mina de Casetas en 1962.

El objetivo de este trabajo es facilitar a cualquier persona aficionada a la música y la cultura tradicional leonesa la posibilidad de cantar también estas canciones, e interpretarlas, si lo desea, con instrumentos musicales, para lo cual las melodías incluyen los acordes básicos para guitarra, teclados o cualquier otro instrumento armónico. Y es que, desde siempre, nos hemos propuesto que nuestros oyentes aprendan, al menos básicamente, las canciones, las canten con nosotros en nuestros conciertos, y se vuelvan para sus casas tarareándolas, haciéndolas suyas, utilizándolas de nuevo con la finalidad, aunque sea simplemente lúdica, de disfrutar de su propio patrimonio musical en reuniones, festejos, navidades y bodas. Puede resultar interesante para los niños con sus profesores de música en los colegios, grupos de amigos que disfrutan del canto colectivo, o simplemente para quienes no se conforman con las audiciones discográficas y desean asimilar las canciones de una manera más completa. Quizá por la vinculación de varios miembros del grupo a la enriquecedora tarea de la enseñanza nos sentimos obligados a divulgar lo mucho o poco que hemos aprendido en estos largos años de contacto con la canción tradicional.

En todos los casos, se hace una pequeña referencia a las fuentes de donde han sido obtenidas las canciones: pueblos de origen, nombre de los informantes, cancioneros de referencia, etc., y su integración en la discografía de “La Braña”. Como es bien conocido por nuestros oyentes, nuestra dedicación se orienta exclusivamente al folklore leonés, ya que todos los miembros del grupo hemos nacido y crecido en esta querida tierra y aquí es donde hemos sentido el vibrar de la dulzaina, la flauta y el tamboril, la voz quebrada y áspera del entrañable pastor, los dulces sones de las nanas, los cánticos de los mozos por las calles y la alegría de las pandereteras mientras repican el rítmico son de las jotas.

Al manejar la terminología de “canciones tradicionales leonesas”, hay que tener en cuenta que estamos haciendo una simplificación demasiado genérica. Las canciones tradicionales se transmiten habitualmente de forma oral y son adoptadas y utilizadas durante mucho tiempo dentro de la comunidad que las ha creado, pudiendo ser una provincia concreta, una región, una nación, una comarca, una población, o extenderse por territorios más o menos amplios sin respetar fronteras administrativas. Hay canciones muy generalizadas, pero también hay endemismos, canciones únicas que se cantan solamente en un lugar determinado. Además, las canciones atribuidas a una determinada región pueden tener su origen en culturas diferentes, enlazadas a causa de diversos movimientos humanos (trashumancia, peregrinación, oficios ambulantes…), por cuyo motivo suelen pasar de unas zonas a otras y adaptarse a comunidades distintas, siendo un importante aglutinante cultural entre los pueblos, aunque en cada uno de ellos se interprete de forma peculiar.

También somos conscientes de que al realizar grabaciones discográficas o publicar cancioneros que van a perdurar en el tiempo, estamos contribuyendo involuntariamente a una “fijación” de las canciones tradicionales que no tiene que ver con la realidad, ya que una de las características básicas de las canciones tradicionales es la variación continua: cada una de las personas que intervienen en la cadena de la transmisión va incorporando detalles personales, añadiendo o quitando los elementos que le parecen oportunos. Por esta razón, la misma canción escuchada en pueblos distintos, o a diversos intérpretes dentro del mismo pueblo, e incluso al mismo intérprete en distintas ocasiones, suele ser diferente. La transmisión oral hace que no exista una referencia fija de texto o de música, y en general no puede decirse que unas versiones sean más auténticas que otras. Las variantes que gustan más o reflejan mejor el sentir de la comunidad tienden a ser asumidas como propias, perpetuándose en el tiempo, mientras que otras son eliminadas y olvidadas. La gente aprende, canta y enseña lo que le gusta y como más le gusta. Así las canciones tradicionales van evolucionando en el tiempo y extendiéndose en el espacio geográfico. También a menudo los intérpretes introducen sin querer algunas degeneraciones en los temas, como cambio del significado de ciertos simbolismos, pérdidas de sentido, fallos de memoria, errores métricos o lingüísticos... Para comprender esto, hay que pensar que la canción tradicional no es de hoy ni de ayer, sino el fruto de una creación constante; es algo de siempre, que evoluciona junto con la comunidad en la que se ha arraigado.

Aunque a menudo se dice que la canción tradicional es anónima o que es creada por el pueblo, la verdad es que la comunidad en su conjunto no se reúne para componer canciones. Siempre hay personas con facilidad para la composición poética o musical, copleros, poetas populares, que inspirándose en el mundo que le rodea, relacionado con su comunidad, perciben una idea y la desarrollan en forma de canción, para exponerla luego cuando la ocasión lo permita. Esta tarea suele recaer en determinados cantantes e instrumentistas 'especializados', como las pandereteras o los dulzaineros. De lo que no cabe duda es que la canción tradicional formaba parte importante de la vida individual y colectiva del pueblo. Cuando, hace ya varias décadas, la vida tradicional de nuestros pueblos cambió, en aras de la modernidad, poco a poco la canción tradicional fue perdiendo funcionalidad y languideciendo, hasta permanecer casi exclusivamente en la memoria de unas pocas personas de cada localidad.

Muchos años en contacto con informantes directos nos han permitido obtener una abundante documentación en este terreno. Sin embargo, nunca hemos sido partidarios de interpretar como un calco idéntico lo mismo que hemos recogido. Nos hemos encontrado con numerosas versiones diferentes, a menudo fragmentarias y deterioradas. Desde nuestro punto de vista, las canciones necesitan ser tratadas con un mimo especial, han de ser restañadas sus heridas, corregidas las lagunas y degeneraciones que a menudo les hacen perder el sentido. En ocasiones, un pequeño fragmento oído ocasionalmente nos ha dado la pista para completar una bonita canción que estaba casi perdida. No somos arqueólogos del folklore ni lo pretendemos, la canción tradicional no debe ser algo petrificado e inerte.

Por otra parte, una cierta inquietud artística y nuestro propio gusto personal nos empujan a revestir o rodear las canciones de una envoltura que realce su belleza y su sentimiento, aunque a veces pierdan el carácter puro, bravío y arcaico no siempre fácil de comprender ni apreciar. Utilizando voces sencillas y afinadas (no hay por qué imitar la voz a menudo bronca, desafinada y fuera de ritmo de algunos informantes, pues ellos tampoco cantan ya las canciones dentro de su contexto), la melodía se reconoce perfectamente. La incorporación de instrumentos variados pretende lograr una audición agradable y musical, que tampoco está reñida con la tradición, pues el pueblo suele adoptar nuevos instrumentos con relativa facilidad. Un sentido estético y de la prudencia nos lleva a utilizar preferentemente aquellos instrumentos que podemos considerar como tradicionales españoles y algunos de la orquesta clásica. Muchos de ellos son auténticos de la tradición leonesa, como la flauta y el tamboril, panderetas, castañuelas, gaita, dulzaina, rabel o incluso el acordeón, de incorporación más tardía pero enormemente popular en ciertas comarcas leonesas. Otros pertenecen a la formación de rondalla, que en las épocas recientes también han sido utilizados profusamente en nuestros pueblos y ciudades.

El tratamiento personal de la instrumentación, las breves melodías de entrada o de salida, y la armonización sencilla, procurando no enmascarar la melodía con voces más altas, forman parte de la recreación o adaptación de las propias canciones para que sean aceptadas y asumidas por un número mayor de personas. Sin embargo, estas pequeñas melodías de acompañamiento, creadas y añadidas por nosotros, no aparecen en las partituras de este libro, para evitar la confusión con las verdaderas melodías tradicionales. Nuestros arreglos armónicos de las canciones han ido evolucionando a lo largo de los años, a medida que íbamos descubriendo los secretos de las escalas melódicas, y tratan en lo posible de resaltar el carácter modal que muchas de ellas presentan, aunque en ocasiones hemos preferido mantener la tonalización que algunas canciones han adquirido por estar popularizadas de esa manera desde hace muchos años.

Existen muchos posibles criterios para clasificar las canciones tradicionales: uno de ellos puede ser simplemente temático: canciones de amor, históricas, de guerra, infantiles, religiosas, de trabajo, de la naturaleza o de diversión. A su vez, estos apartados pueden subdividirse enormemente: canciones de ronda, de quintos, jotas, titos, corridos, de borrachos, de bodas, de cuna, pastoriles, de arada, romances, etc. También se pueden clasificar según su función: para ser bailadas, para ser cantadas, para ser escuchadas, para acompañar a juegos, para aliviar el trabajo, para dormir a los niños, para rezar en la iglesia, etc. Otras clasificaciones las relacionan con el ciclo vital (nanas, infantiles, de quintos, de ronda, de bodas, de fiesta, etc.) o con el ciclo anual (aguinaldos de Reyes, cantos de Carnaval, marzas, Semana Santa, mayos, siegas, vendimias, sementeras, fiestas patronales, Navidad, etc.). Como afirma Miguel Manzano en su magna y modélica obra ‘Cancionero Leonés’, “no hay ningún criterio de clasificación que sea global, y que abarque todos los géneros y subgéneros de la canción tradicional”. Por la complejidad de esta taxonomía, hemos renunciado en este trabajo a establecer la clasificación de las canciones, salvo en raras ocasiones, y solo con carácter orientativo.

Finalmente, queremos afirmar que aún tiene sentido la conservación de las canciones tradicionales. Todavía hoy, cuando las canciones tradicionales han perdido casi toda su funcionalidad primitiva, de manera que solo se escuchan muy raras veces y fuera de su contexto vital, es importante que no se pierdan en el olvido. Por un lado, forman un verdadero tesoro artístico que por sí mismo merece ser conservado. La belleza de las melodías, el encanto de los textos que el pueblo ha pulido y repulido durante muchos años, la originalidad de las ideas, ocurrencias y expresiones que aparecen en ellas, y la singularidad de los ritmos, constituyen una fuente de placer espiritual impresionante y han servido de fuente de inspiración a grandes músicos cuya obra entronca con el sentimiento del pueblo.

Pero además, la canción tradicional puede mantener su utilidad en ciertos aspectos muy importantes, Por un lado, provoca en nosotros un sentimiento semejante al que sintieron nuestros mayores (muchas canciones tradicionales ponen literalmente los pelos de punta y nos emocionan profundamente); también la canción tradicional constituye un mecanismo que confiere unidad a la propia comunidad y le aporta un signo de identidad, permitiendo el acercamiento espiritual de sus individuos y determinando el comportamiento colectivo: la alegría del baile, la exaltación regional, el mantenimiento de recuerdos locales o la inducción a conductas como el amor, el buen humor, el juego o el trabajo.

Y desde el punto de vista del patrimonio cultural, gracias a la canción tradicional se conservan determinados modismos, refranes, dichos y giros lingüísticos, e incluso lenguas y dialectos que nos enriquecen; y por ella llegan hasta nosotros referencias a costumbres que ya están perdidas, ayudando a la conservación de creencias, ritos, religiones y supersticiones, que constituyen nuestra herencia ancestral; en suma, ayudan a conocernos a nosotros mismos. Pero nunca deben servir para la autocomplacencia ignorante o para el desprecio a las regiones vecinas o lejanas, pues en el mundo de la cultura tradicional es mucho más lo que nos une que lo que nos separa de otros pueblos. Y cuando esas diferencias se muestran de forma evidente, son siempre enriquecedoras y objeto de admiración. Estamos convencidos de que en el conocimiento y el aprecio de las distintas culturas de este planeta radica la clave para conseguir entre todos una mayor comprensión y respeto por lo que es diferente a lo nuestro, y por tanto, mejorar la convivencia entre los pueblos.

León, marzo de 2020.


 


 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Autor de los comentarios y partituras: Jesús San José Hernández (Sanjo)

Autor de las armonizaciones: Ángel Arredondo Giraldo (Gelo)

Autora de la ilustración de la portada: Mª Teresa Pérez González

Edición: Ediciones El Forastero y Ediciones del Lobo Sapiens

Adaptación, arreglos e interpretación de las canciones del disco: "La Braña"

Autorización para la edición discográfica: Álvaro Macías (DCL)

Depósito Legal: LE-74-2020

I.S.B.N.:: 978-84-121489-2-3

El libro se acompaña de una memoria USB en forma de tarjeta,

   con toda la discografía del grupo (8 horas y 15 minutos de música)


 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

ÍNDICE

 

Presentación

La Braña, canción tradicional leonesa

Cronología de La Braña

Discografía de La Braña

Cuaderno de Cantares. Cancionero de textos y partituras

          Índice numérico de canciones

          Índice alfabético de canciones

Anexo 1: Guía de acordes para guitarra

Anexo 2: Hemeroteca (recortes de prensa)

Anexo 3: Álbum de imágenes (40 años con La Braña)

Anexo 4: Portadas discográficas originales

 

 

 


 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


 

 

 

 CANCIONERO COMPLETO DE LA BRAÑA

El libro contiene todas las letras y partituras de las siguientes canciones, que a excepción de las cinco últimas, están también contenidas en la tarjeta USB, en formatos MP3 y WAV, con la autorización de Álvaro Macías, de la Compañía Discográfica DCL.
 

1. El molino
2. Cantar de la braña (baile del país)
3. A la una me hicieron soldado
4. Jota del pitiminí
5. Romance de la serrana
6. ¿Dónde vas a dar agua?
7. Las vendimiadoras
8. Jota de la jarra
9. Al otro lado del río
10. La cabra y el lobo
11. Un soldado me dio un ramo
12. Jota de las sonajas
13. Hermosa y blanca paloma
14. El carbonero
15. Titos del estudiante
16. Canción del cuco
17. La peregrina
18. Jota de la estudiantina
19. La garrucha (instrumental)
20. Jota del vino
21. Jota del tupé
22. Eres hija del sueño
23. María, María
24. Jota de Castrocalbón
25. El filandón
26. Titos de Villaquilambre
27. Leonor
28. ¿Dónde tienes el nido?
29. Jota del pollo afamado
30. El arriero de Bembibre
31. Mis mis, ven acá
32. Canción de bodas (Tedejo)
33. Jota de las avellanas
34. La bailina
35. Las hijas de Merino (Mi papá tiene un peral)
36. Jota de la Lucía
37. Echa vino, Sara
38. Por la calle va mi amor
39. A la mar se van los ríos
40. La capadura
41. Popurri leonés
42. Señorito no le quiero yo
43. Mázate, lleite
44. Por el aire van
45. Pandereterita
46. Ramo a la Virgen de Perales
47. Ay, atrévete, cobarde
48. Mocito que vas de ronda
49. Jota del perejil
50. El aguinaldo (1ª versión)
51. Pepe y Elena
52. Y a mí lo mismo me da
53. Compañera, tú ya vas
54. Tere, terebol
55. Canción del carro chillón
56. Anda, que te doy
57. Boda maragata
58. ¿Dónde estará mi morena?
59. Aquella habanera, madre
60. Ay, por entrar
61. Del vuelo de tu saya
62. Los chopos de la alameda
63. Al salir de la enramada
64. Semos de Villabaltere
65. Camponaraya
66. Viva la montaña
67. Dicen que la pena mata (Jota de La Bañeza)
68. Ya se van los pastores
69. Leonesa, leonesa
70. A tu mandil (Jota de San Roque)
71. A la luz del cigarro
72. Que soy de Vegamián
73. Santa Bárbara
74. A Ponferrada me voy
75. Jota de Bembibre
76. El baile de la dulzaina
77. Aire que la lleva el aire
78. Popurri "Viva León"
79. Al lado de mi cabaña / La Clara
80. Himno a León
81. Suben y bajan los peces al río
82. Las aves se alegran
83. Los reyes vienen
84. Toquen hierros y flautas
85. Cantos de aguinaldo (2ª versión)
86. Zumba, zum
87. Con sencillos presentes
88. Sobre tu cunita
89. Venid, pastorcillos
90. Anda y dile que entre
91. Mírale, pastorcito
92. Estrellas son luces
93. Allí nos espera Jesús
94. Al bajar del monte
95. Ramo de Navidad
96. Himno a la Lucha Leonesa
97. Los molineros de Carbajosa
98. La hazaña de Jandrón
99. El Cojo de Paradilla
100. El Sastrín de Rucayo
101. Cayo de Celis, "Cayuso"
102. Benitín, el de Las Salas
103. El Pastor de Prioro
104. Poderío y Nobleza
105. Luchador y minero
106. Campeones Provinciales
107. Ay, zagala
108. Romance de la loba parda
109. Tengo tres cabritinas
110. Canta, vaqueira
111. La dama y el pastor
112. Las ovejuelas
113. Un pastor me hace señas
114. Fiesta de los Pastores de Joarilla
115. Dicen que los pastores (Esta noche ha llovido)
116. Jota de Sahagún
117. Levántate, morenita
118. Que vengo de lavar
119. La flor del romero
120. Jotas de Villaquilambre
121. La primera entradita
122. La perla
123. Soy sola
124. Una palomita blanca
125. La mi morena
126. Salada prenda, no llores, no
127. Si será, si será
128. Nana de la madre soltera
129. Tengo un molino que muele
130. La Dama de Arintero
131. Jota de Rectivía
132. Aúpa Cultural (Himno de la Cultural D. Leonesa)
133. El diañe la perra
(no grabada)
134. Marinerito, arría la vela
(no grabada)
135. Debajo de tu mandil
(no grabada)
136. A coger el trébole
(no grabada)
137. Boleras de Noceda
(no grabada)