La Braña
Himno Oficial y Romancero de la Lucha Leonesa
LA LUCHA LEONESA:
DEPORTE, TRADICIÓN Y LEYENDA
La
LUCHA LEONESA
es nuestro más querido deporte autóctono, que despierta enorme pasión entre los habitantes de las comarcas de la Ribera y de la Montaña. Sin duda, se trata de un deporte de una gran belleza plástica, capaz de proporcionar momentos de fuerte emoción en luchadores y espectadores. Un deporte que arranca, según muchos indicios, de los pueblos prerromanos cuyas formas peculiares de lucha ya son citadas por
Estrabón, y que a lo largo de los siglos solamente permanece con todo su vigor en nuestra tierra leonesa y en las Islas Canarias, tal vez difundida por leoneses emigrados.
Este deporte tiene como elementos fundamentales la
maña
y la
fuerza, donde se concretan los clásicos "mente" y "cuerpo" sanos. También consagra virtudes eternas como la
nobleza, la
valentía, el
esfuerzo, la
tenacidad, el
respeto por el adversario y las ganas de
agradar para no defraudar la confianza que la afición deposita en los bravos luchadores.
Por todo ello, la
LUCHA LEONESA merece ser cantada en un himno de alabanza que resalte sus valores y características peculiares, que a fin de cuentas, reflejan una parte importante del alma leonesa tradicional. Un himno capaz de estimular el entusiasmo de luchadores y espectadores, que aúne voluntades entre todos los amantes de este noble deporte y que pueda también transmitir estos sentimientos a aquellos que desconocen el valor de nuestra lucha. Ante la propuesta hecha por la
Delegación Provincial de Lucha Leonesa
sobre la composición de un himno representativo, el grupo
"la braña" se volcó en la idea, recabando la colaboración sumamente valiosa y desinteresada de la
Banda Municipal de Música de Astorga
(Concejalía de Música), de la Sección Masculina de la
Coral Ciudad de Astorga "Excelsior", y de los
Estudios Caskabel.
Es de destacar la importancia de la tradición en el mantenimiento de la
LUCHA LEONESA. A menudo es tradición familiar, pues cientos de luchadores han aprendido las mañas a base de revolcones llenos de amor paterno, en un intento de transmitirles en herencia su sangre luchadora. Casos como el desafío de un padre y sus hijos contra todos los demás, o cuando un padre ya entrado en años saltaba al corro como una fiera a defender el honor del hijo que acababa de ser derrotado, son ejemplos entrañables, aunque solamente posibles en el antiguo sistema de corro libre tradicional. Igualmente sucede con la tradición comarcal; aquí nos encontramos con la eterna rivalidad, nunca definitivamente resuelta, de la
Ribera
y la
Montaña, cuyos enfrentamientos felizmente se mantienen más vivos que nunca en la actualidad en un importante corro anual donde no existen premios en metálico, sino los tradicionales
gallo
y
rosca de siempre.
Desde hace muchos años, las hazañas de los grandes luchadores vienen siendo admiradas, comentadas y discutidas en los corros de aluches, en las calles y tabernas, pasando de boca en boca hasta forjar verdaderas leyendas. Enlazando con la tradición legendaria de los leoneses
Bernardo del Carpio,
Guzmán el Bueno o
Suero de Quiñones, o con personajes más modestos, pero no menos heroicos, como
El Arriero de Bembibre, o
La Dama de Arintero, las gestas realizadas por los grandes luchadores del pasado tienen un sitio preferente en la memoria de los aficionados.
La historia de la
LUCHA LEONESA
está plagada de héroes como
El "Sastrín" de Rucayo, que lo mismo era capaz de derribar a treinta y dos contrarios en el corro de La Vecilla, que vencer repetidas veces a enormes molineros que le doblaban el peso; o como
Jandrón, el de Acebedo, que desafió (y venció) él solito a todos cuantos rivales llegaron de los pueblos del contorno; o
Tino, el de Paradilla, el célebre mutilado de guerra que, tanto antes como después de perder la articulación de la rodilla, daba y falseaba todas las mañas de la lucha, siendo campeón innumerables veces; o
Crescencio, el abuelo del gran luchador actual
"Che" Escanciano, que en más de una ocasión tuvo que bajar del chozo donde habitaba en su oficio de pastor para salvar el honor de la montaña venciendo a más de treinta rivales; o
Benitín, el de Las Salas, que ya era temido antes de que comenzara el corro y sus contrincantes claudicaban ante él; o las hazañas del genial
Cayo de Celis, que con su peculiar casta y astucia llegó a vencer a todos los grandes luchadores de su tiempo, incluidos los campeones de pesos pesados; o los famosísimos
Molineros de Carbajosa, cinco hermanos que durante siete años resultaron invencibles, pues cuando uno de ellos caía ya estaban los demás descalzándose para salvar la honra familiar, llenando el molino paterno de roscas, pollos, quesos y demás premios a su valor; o los grandes personajes, llenos de afición y deportividad, nobles y humildes a más no poder, que supieron unir un dominio total de la técnica con la valentía, elegancia y espectacularidad, como han sido los míticos
Felipe León y
Eutiquiano Urdiales, hoy considerados símbolos emblemáticos de nuestro singular deporte. Estas hazañas y muchas más que permanecen en el recuerdo, son verdaderas leyendas de León, que estaban pidiendo a gritos una forma literaria y musical, necesaria para su mayor exaltación.
El grupo "la braña" se ha planteado este reto. Más de dieciocho años en contacto con la Canción Tradicional Leonesa, cientos de canciones inéditas recogidas de nuestras diferentes comarcas y diez discos de larga duración, han permitido acumular un bagaje con el cual afrontar esta tarea, tratando de conseguir un producto final respetuoso, tanto en los textos, a los que se ha dado la forma de romance (estrofa ideal para el relato épico que enlaza con las heroicas gestas de antaño), como en las melodías y arreglos armónicos e instrumentales, claramente inspirados en escalas, intervalos y cadencias de nuestro folklore. La Federación Territorial de Lucha, presidida por D. Antonio Verduras Ferreras, cuyo Delegado Provincial de Lucha Leonesa es el antiguo campeón D. Avelino García Láiz, y la Diputación de León, cuyo Diputado de Turismo y Deporte es D. Julio González Fernández (también ex-luchador), han hecho posible, con su patrocinio, convertir la idea original de La Braña en la realidad que ya tienes en tus manos.
Debemos fomentar el mantenimiento y difusión de la
LUCHA LEONESA, que como recientemente ha escrito el insigne profesor universitario
D. Guillermo Suárez:
"...POR SU CARÁCTER AUTÓCTONO, POPULARIDAD, SABOR DIDÁCTICO Y EJEMPLARIDAD DEPORTIVA, INTERÉS ANTROPOLÓGICO Y SOCIAL, ES ALGO MÁS QUE UN DEPORTE: ¡UN ORGULLO DEL PUEBLO LEONÉS!".
León, junio de 1999.
Producción: La Braña
Letra, música y arreglo armónico del Himno: Ángel Arredondo Giraldo.
Adaptación instrumental para banda: Ignacio Climent Mateu.
Interpretación: Banda Municipal de Música de Astorga (Concejalía de Música) dirigida por Ignacio Climent Mateu; Sección Masculina de la Coral Ciudad de Astorga "Excelsior" dirigida por Milagros Alonso Cepedano y "la braña".
Texto de los romances: Jesús San José Hernández (la braña).
Música y arreglos de los romances: Jesús San José y Ángel Arredondo (la braña).
Interpretación instrumental y vocal de los romances: La Braña.
Romance "Campeones Provinciales" recitado por: Luis del Olmo, Pedro García Trapiello, José Manuel Mures y Marcelino Cuevas.
La voz del carretero pertenece a Enrique Iglesias Altolaguirre.
Grabación y edición sonora: "Producciones Discográficas CASKABEL".
Ingeniero de sonido: Raúl Ferreras Argüello.
Fotografías cedidas por : Fulgencio Fernández, Cesáreo López (Foto: Mauricio Peña), Cástor Álvarez, Fidel González Largo, Francisco José Escanciano y Delegación Provincial de Lucha Leonesa.
Ediciones: Caskabel: cassette CK-0134 CD CK-0133 (hasta el momento no ha sido distribuido comercialmente, sino gratuitamente por la Federación Leonesa de Lucha. Caja España: Edición especial de 1000 ejemplares que se regaló a los asistentes a la Gala de la Lucha Leonesa el 18/05/2007.
Cara A
HIMNO A LA LUCHA LEONESA (Himno Oficial de la Delegación Provincial de Lucha Leonesa).
Con la participación de la Banda Municipal de Música de Astorga (Concejalía de Música) y de la Coral Ciudad de Astorga "Excelsior"
Campeones Provinciales I: Introducción Recitado: Luis del Olmo
LOS MOLINEROS DE CARBAJOSA (Emiliano, Elías, Cástor, Patricio y Luis Álvarez)
LA HAZAÑA DE JANDRÓN (Alejandro Castaño)
Campeones Provinciales II: Pesos Pesados Recitado: Pedro García Trapiello
EL COJO DE PARADILLA (Constantino López)
EL SASTRÍN DE RUCAYO (Juan Antonio Suárez)
Cara B
Campeones Provinciales III: Pesos Medios y Ligeros Recitado: José Manuel Mures
CAYO DE CELIS, "CAYUSO"
BENITÍN, EL DE LAS SALAS (Benito Fernández)
Campeones Provinciales IV: Liga de Verano Recitado: Marcelino Cuevas
EL PASTOR DE PRIORO (Crescencio Escanciano)
PODERÍO Y NOBLEZA (Felipe León y Eutiquiano Urdiales)
Campeones Provinciales V: Final Recitado: Luis del Olmo
NO INCLUIDO EN ESTE DISCO (Grabado en octubre de 2019)
LUCHADOR Y MINERO (Jesús Antonio García, "Chuchi")
NOTA IMPORTANTE
Para respetar y defender los intereses de los propietarios de los derechos de explotación de algunos de los discos de "la braña", solamente se presentan en esta web en formato mp3 algunos fragmentos representativos de las canciones. Para conseguir los discos con las versiones completas de la máxima calidad, recomendamos pasar por las tiendas especializadas de música de León, especialmente MACI-3 en la calle Azabachería
. Así pretendemos cumplir la tarea de divulgar del modo más amplio posible la canción tradicional leonesa sin perjudicar los derechos de aquellos que han invertido su dinero en la edición de nuestros discos. Se incluye también la melodía sencilla en formato midi para facilitar el aprendizaje de las canciones, y la partitura con una armonización básica.
Aprobado oficialmente por la Delegación Provincial de la Federación de Lucha. Grabación realizada en Astorga el 25 de Enero de 1997, y presentada oficialmente en el Hotel Riosol el 10 de Abril de 1997, con motivo del 9º Campeonato de Europa de Luchas Celtas, celebrado en el Palacio de los Deportes de León.
Letra y Música de
Ángel Arredondo Giraldo (La Braña).
Es la lucha leonesa
el deporte en que por tradición
la Montaña y la Ribera
nobles pugnan por un vencedor.
Agarrando firme el cinto
maña y fuerza se han de utilizar
hasta dar en el suelo
con el cuerpo del rival.
BRAVO LUCHADOR HECHO DE NOBLEZA,
SIEMPRE TU VALOR DESPIERTA GRAN PASIÓN.
FORMAMOS CORRO POR VER TUS PROEZAS
QUE UN DÍA SERÁN LEYENDAS DE LEÓN.
Desde antiguo nuestra lucha
cuenta con el fervor popular
y en los pueblos hoy se escucha
a los mozos retarse a luchar.
Furia y casta leonesa
han hecho este deporte inmortal
para orgullo del pueblo
que le dio su identidad.
BRAVO LUCHADOR HECHO DE NOBLEZA,
SIEMPRE TU VALOR DESPIERTA GRAN PASIÓN.
FORMAMOS CORRO POR VER TUS PROEZAS
QUE UN DÍA SERÁN LEYENDAS DE LEÓN.
¡¡¡LUCHA, LEONÉS!!!
LOS MOLINEROS DE CARBAJOSA (Jota)
(Emiliano, Elías, Cástor, Patricio y Luis Álvarez)
En este romance, que ha tomado la forma musical de una jota de corte tradicional, hemos tratado de plasmar una estampa de un tipismo especial.
En primer lugar, el escenario en que se desarrollan los hechos es el Molino de Carbajosa de la
Sobarriba, lugar propicio para la reunión de vecinos, el cotilleo, el cántico, el baile y otras actividades para entretener las horas de espera mientras se molía el grano. Los molineros constituyen un elemento folklórico de primer orden y aparecen frecuentemente en la
Canción Tradicional Leonesa.
En segundo lugar, no es un molino cualquiera, sino el hogar de los legendarios luchadores conocidos como los Molineros de
Carbajosa. El padre,
Patricio,
junto a sus cinco hijos luchadores
(Emiliano, Elías, Cástor, Patricio y
Luis),
constituían una familia bien unida y apasionada del noble deporte de la lucha. Se dice que hasta algunas de las hermanas practicaban también con pericia los bolos y la lucha leonesa.
Durante siete años seguidos fueron considerados invencibles, pues cuando uno de ellos caía en el corro, ya estaba otro hermano descalzándose para vengar la honra familiar, llenando el molino paterno de roscas, pollos y otros premios a su valor.
Quizá por ello, no son tan famosos a título individual como colectivo, pero entre todos ellos tenían la fuerza colosal, el gran talento, la técnica impecable y ante todo, la enorme afición que les caracterizaba. Más de un forastero que incautamente llegaba al molino con ganas de medir sus fuerzas, acabó midiendo el suelo con las costillas nada más ponerse el cinto.
Si llegas a Carbajosa,
no te marches de este pueblo
sin pasar por el molino
a ver a los molineros.
Son mocetones fornidos,
valerosos y despiertos.
Cuando se agarran del cinto
luchan que da gloria verlos.
Hasta el molino ha llegado
un forzudo carretero;
con una carga de trigo,
que lo trae para molerlo.
-"Muéleme el trigo, Patricio,
mientras que yo me entretengo
peleando con tus hijos,
quiero ver si son tan buenos".
-"Diez hijos me ha dado Dios,
cinco luchadores tengo;
tres son grandes y pesados,
dos son finos y ligeros.
El mayor es Emiliano,
tiene más fuerza que ciento;
el que le sigue es Elías,
estilista de gran genio.
Cástor es extraordinario,
tiene potencia y talento;
es Patricio un campeón,
Luis también es un portento.
Cuando acuden a los corros
no hay quien acabe con ellos,
que si a un hermano lo tiran
otro sale a defenderlo".
Como no estaba el mayor
salió al prado el más pequeño,
y al primer retortijón
cayó el forastero al suelo.
Después de dos cadriladas
y tres o cuatro voleos,
el carretero ha quedado
en estado lastimero.
-"El grano ya está molido,
el carro va bien repleto.
Si tienes más que moler,
mañana vuelves con tiempo".
-"Con esto tengo bastante,
ya me voy muy satisfecho,
que el más joven de tus hijos
me ha molido todo el cuerpo".
Estribillos:
I: LOS MOLINEROS EN EL MOLINO
CON ALEGRÍA MUELEN EL TRIGO.
MUELEN EL TRIGO CON ALEGRÍA
DICIENDO: ¡VIVA LA SOBARRIBA!
II: LOS MOLINEROS EN EL MOLINO
CON ALEGRÍA MUELEN EL TRIGO.
MUELEN EL TRIGO, TAMBIÉN CENTENO,
CON ALEGRÍA LOS MOLINEROS.
Coda:
LOS MOLINEROS EN EL MOLINO
CON ALEGRÍA MUELEN EL TRIGO.
MUELEN EL TRIGO, TAMBIÉN CENTENO,
CON ALEGRÍA LOS MOLINEROS.
MUELEN EL TRIGO, TAMBIÉN CENTENO,
Y LAS COSTILLAS DEL FORASTERO.
(Alejandro Castaño)
Poca información nos ha llegado de
Jandrón,
Alejandro Castaño,
vecino de la villa de Acebedo. Solamente la que aparece en el libro
"¿HAY QUIEN LUCHE?",
de Olegario Rodríguez Cascos y
Camino Gallego. Ni siquiera hemos podido conseguir su fotografía.
Lo que sabemos es que era grande y forzudo, gran comedor y bebedor, que cuando iba al monte por leña cargaba con gruesos troncos y los llevaba hasta el carro como si fueran de corcho. Al final, esa enorme fuerza acabó con él, pues se cuenta que falleció cuando portaba una enorme viga para arreglar la iglesia de su pueblo.
En este romance se describe lo que siempre se consideró una gran hazaña: el desafío de un solo luchador contra todos los forasteros que se presentaran, con el fin de salvar la honrilla de todo el pueblo. Son frecuentes los desafíos de Montaña contra Ribera, o de un pueblo contra otro, pero que un solo luchador haga el desafío es un atrevimiento muy poco usual.
Jandrón lo hizo, y cual moderno Suero de Quiñones, tiró a todos sus contrincantes; aunque probablemente hoy no superaría el control antidoping ni las pruebas de Tráfico, pues para refrescarse, cobrar energías y recibir inspiración, dicen que se ayudó de un gran garrafón de vino, que era la envidia de todos sus rivales.
En la villa de Acebedo,
fiesta de Santiago Apóstol
de mil novecientos once,
se reúnen unos mozos.
-"Hay que hacer un desafío
y preparar un buen corro,
venciendo a los luchadores
de los pueblos del contorno".
Jandrón se levanta y dice
que reta a todos él solo,
y aunque le salgan cuarenta
no hay quien le dispute el pollo.
Conociendo su bravura,
confía el pueblo en el mozo;
hacen corro los vecinos
y esperan que empiece pronto.
Jandrón se acercó a su casa
ni corto ni perezoso;
volvió con un garrafón
de vino sobre los hombros.
Se ha sentado en la pradera,
tan valiente y poderoso
que todos sus contrincantes
temblaban ante el coloso.
Al retortijón venció
a varios de los más flojos
y echó los primeros tragos
del garrafón poco a poco.
El molinero de Huelde,
que era fuerte como un oso,
de un formidable zancajo
cayó en el suelo redondo.
Nueve mozos le salieron
robustos y vigorosos.
Jandrón a todos tiraba
sin dar a nadie reposo.
Agarrado a su garrafa,
fatigado y sudoroso,
se sienta Jandrón de nuevo
a ver si le salen otros.
Catorce mozos quedaban
de gran fiereza y arrojo,
y a todos ellos Jandrón
los iba tirando a plomo.
Y cuando acabó con todos
el mocetón victorioso,
a la plaza sus vecinos
se lo llevaron en hombros.
(Constantino López)
Constantino López
(Tino)
ha sido uno de los más grandes de la lucha leonesa de
todos los tiempos. Desde niño destacó y cosechó innumerables trofeos. Siendo muy
joven, ya fue capaz de vencer al
Sastrín de Rucayo
en la final de uno de los primeros Campeonatos Provinciales.
Tino padeció en sus propias carnes los horrores de la guerra, ya que una grave herida en la pierna le ocasionó multitud de operaciones quirúrgicas y una fuerte cojera para toda su vida.
Pasada la guerra, Tino volvió a la lucha. Se cuenta de él que no había perdido ninguna de sus buenas cualidades, pues era capaz de trabar y de falsear todas las mañas antes y después de la guerra, y utilizaba con gran eficacia incluso la pierna herida. Por eso se le conoce desde entonces como
El Cojo de Paradilla.
Puede parecer inoportuno conocer a un gran luchador con el nombre de un defecto físico, pero en el caso de Tino, su cojera hizo que aún tuviera mayor mérito y gloria, y este mote se pronunció siempre en los corros de lucha con gran respeto y veneración. Hay otro caso en la Historia de España, el máximo representante de la Literatura Española,
D. Miguel de Cervantes,
que también fue glorificado con el nombre de
"Manco de Lepanto".
De las muchas hazañas que Tino protagonizó, hemos ilustrado en el romance una ocasión en que participó en Boñar en un clásico Montaña contra Ribera,
en 1940. La Montaña dominaba de tal forma que sólo quedaba Tino como último representante de la Ribera.
Pero Tino no se dio por vencido, y desgranando sus formidables mañas y con su gran fortaleza, terminó con todos sus rivales. Como dice su más clásico rival y gran amigo
Cástor el de
Carbajosa,
¡Tino era mucho Tino!
Los triunfos de Constantino,
"El Cojo de Paradilla"
se cuentan por centenares
y acreditan su valía.
Desde los catorce años
a los aluches se iba,
conquistando muchos pollos,
mazapanes y rosquillas.
Cuando el chico fue creciendo
su presencia era temida,
disputaba muchos corros
ganando la mayoría.
Era Tino un mozo fuerte,
sano y lleno de alegría,
pero al volver de la guerra
no doblaba la rodilla.
A pesar de su cojera
luchaba con gran pericia,
pues daba todas las mañas,
hasta con la pierna herida.
En Boñar, año cuarenta,
luchando a la usanza antigua
Montaña contra Ribera
se enfrentan con hidalguía.
Hay luchadores potentes,
de una gran veteranía,
van casi treinta combates
y la Montaña domina.
Sólo queda en la Ribera
el Cojo de Paradilla,
pero hasta que caiga Tino
no está la lucha perdida.
Con toda clase de mañas
a sus contrarios castiga,
con medianas y zancajos,
cadriladas y dedillas.
Tino se hallaba inspirado
luchando de maravilla;
todos los de la Montaña
ante su garra cedían.
Por este triunfo indudable
todo Boñar aplaudía,
y según la tradición
en hombros lo sacarían.
Este insigne "Mutilado",
gloria de la Sobarriba,
a la lucha leonesa
le dio sus mejores días.
(Juan Antonio Suárez)
Probablemente el luchador más mítico de la historia conocida de la lucha leonesa fue
Juan Antonio Suárez,
más conocido como "El Sastrín de Rucayo".
De él se cuentan maravillas, pues era tan ágil y ligero que se revolvía en el aire de manera que resultaba casi imposible tirarlo de espaldas. En aquellos tiempos en que solamente valían las caídas enteras, esta cualidad le dio grandes tardes de gloria.
La cumbre de su carrera, donde se forjó de modo definitivo la leyenda del Sastrín, fue en el Campeonato Provincial de 1935, cuando logró vencer a
Florencio, el Molinero de Garrafe,
magnífico campeón que fue el patriarca de toda una saga de molineros luchadores. Era costumbre enfrentar al campeón de pesos ligeros con el campeón de pesados para disputar el título de Campeón Absoluto del Corro.
La diferencia de peso era tal, que Florencio manejaba al Sastrín como a un muñeco, pero lo difícil era rematarlo, pues el
Sastrín se revolvía al caer y trababa a su rival tirándolo al suelo como un relámpago. Hay que tener en cuenta que el Campeonato Provincial se disputaba a dos caídas, y que además no era la primera vez que el
Sastrín tiró al Molinero, puesto que disputando el Cinto de Honor, que donaba la Diputación, en 1930, ya había logrado la misma hazaña, aunque en este caso, a una sola caída. Como anécdota histórica, el
Sastrín fue llevado a hombros por todo León, desde Guzmán el Bueno hasta la Catedral.
Por desgracia, durante la Guerra Civil, unos desconocidos le fueron a buscar a casa y ya no se le volvió a ver vivo, después del trágico
"paseo".
Era Juan Antonio Suárez
un luchador admirado,
conocido en todas partes
como "El Sastrín de Rucayo".
¡QUE VIVA EL SASTRÍN!
MOCITO VALIENTE, BUEN PALADÍN.
Sus proezas infinitas
le hicieron ser legendario,
campeón en tantos corros
que es imposible nombrarlos.
En el año treinta y cinco
en León es convocado
al Torneo Provincial,
por los triunfos cosechados.
Sin muchas dificultades
el "Sastrín" se ha adjudicado
el premio en pesos ligeros,
pues nadie pudo tirarlo.
Cuando llega el plato fuerte,
la lucha de los pesados,
hay que pedir varios cintos,
que muchos ya se han rajado.
Florencio es el molinero
de Garrafe, que ha llegado
a vencer en la final
tras un combate igualado.
El campeón absoluto
se decide de inmediato:
el vencedor de ligeros
lucha contra el de pesados.
La diferencia de peso
es brutal en este caso.
-"Más vale maña que fuerza",
piensa el "Sastrín de Rucayo".
Florencio inicia el ataque
y volea a su adversario
por seis veces en el aire
mas no logra rematarlo.
El "Sastrín" sube a su pecho,
en la rodilla apoyado,
estirando la otra pierna
su ocasión está esperando.
Cuando el molinero al fin
intenta al suelo lanzarlo
el "Sastrín" hace palanca
y consigue desplomarlo.
Una cerrada ovación
se le brinda al buen muchacho,
pero falta otra caída,
pues así se ha estipulado.
En combate espeluznante,
el molinero, enfadado
levantaba a Juan Antonio
como a un muñeco de trapo.
Pero el "Sastrín", muy tranquilo
al bajar desde lo alto
con su maña prodigiosa
de nuevo lo ha derribado.
Proclamado campeón
de este corro señalado,
a la Catedral a cuestas
desde Guzmán lo llevaron.
CAYO DE CELIS, "CAYUSO"
(Pasodoble)
Cayo de Celis, "Cayuso",
era el prototipo de luchador listo y astuto, capaz de las mayores hazañas a pesar de su poco peso. Sin tener gran potencia física, poseía la virtud de aplicar las mañas más apropiadas en el momento adecuado, buscando los puntos débiles de su rival y aprovechando sus descuidos.
El público disfrutaba cuando Cayuso subía al pecho de los que lo levantaban al voleo, apoyando en ellos la rodilla. Eran momentos de máxima emoción, pues al tratar de posarlo en el suelo se revolvía y tiraba a sus rivales. Así llegó a derrotar a todos los grandes luchadores de su tiempo, consiguiendo ser Campeón Absoluto de muchos corros.
Por ello, su figura era muy controvertida. Para muchos, es considerado uno de los mejores luchadores de la historia; para otros, le sobraba algo de picardía. Pero nadie le discute la maestría y el dominio de las armas luchísticas que estaban a su alcance.
Su hermano
Pepín de Celis
era más fino y elegante, aunque también más irregular. Como novillero que era, llegó a cuajar grandes faenas en el redondel de los corros, pero murió prematuramente en accidente de automóvil. En recuerdo de
Pepín, hemos dedicado a
Cayo de Celis
un romance a ritmo de pasodoble torero.
I:
Villaobispo ha sido cuna
de luchadores de fama;
allí vio Cayo de Celis
la primera luz del alba.
En los corros principales
su presencia es esperada,
pues la lucha leonesa
con "Cayuso" está de gala.
II:
Siendo de muy poco peso
son famosas sus hazañas,
se enfrenta a los más pesados
y los tira sin tardanza.
Sus potentes adversarios
al voleo lo levantan,
pero al posarlo en el suelo
Cayo los tumba de espaldas.
III:
Luchador firme y seguro,
prodigio de fuerza y maña,
ídolo de la Ribera
y apreciado en la Montaña.
Agarra el cinto, "Cayuso",
muéstranos tu noble casta,
para que siempre admiremos
tu figura legendaria.
Estribillo:
POR TU ENORME VALENTÍA
Y NOTABLE PUNDONOR,
FLOR Y NATA DE LA LUCHA
TE PROCLAMA LA AFICIÓN:
CAYO DE CELIS,
"CAYUSO" ES CAMPEÓN.
(Benito Fernández)
En este romance homenajeamos a uno de los mejores luchadores de la Montaña:
Benito Fernández, de Las Salas, que durante muchos años fue el capitán indiscutible de la Montaña en sus enfrentamientos con la Ribera.
Luchador muy completo y temido, cuentan de él que se le consideraba casi invencible; y muchos luchadores, al ver que
Benitín estaba entre los rivales, se retiraban prudentemente. También es un gran campeón en el hermano deporte autóctono de los Bolos, en la modalidad de
Bolo Riañés.
Para ilustrar alguna escena de su vida, vamos a imaginar una romería en la Montaña cercana a su pueblo, con mucha gente celebrando la fiesta mientras en la pradera luchan amistosamente dos mozalbetes, casi unos chiquillos. Uno de ellos es grande y fornido; el otro es más delgado y ágil y se llama
Benitín.
Una y otra vez, Benito derriba a su rival. La gente, que se iba acercando a contemplar la pelea, le aclama con entusiasmo, y en el fondo de los corazones montañeses se ve con claridad que
Benitín va a ser el gran líder que la Montaña esperaba.
Este romance está basado en un relato breve del jesuita
Ángel Tejerina,
natural de Las Salas, que lleva el expresivo título de
"LA LUCHE LEONESA A IMITACIÓN DE HOMERO"; cambiando el personaje principal
(Agustinillo) por Benitín. Lo más curioso es que, según nos ha contado
D. Fidel González Largo,
también de Las Salas y autor del libro
"ESCENAS COSTUMBRISTAS DE LA MONTAÑA
LEONESA",
los personajes que aparecen en el citado relato del
padre Tejerina son auténticos. Por lo tanto, el Máximo que aparece
como rival de Benitín existió realmente, aunque unos años antes de que tuviera lugar la escena que hemos reconstruido.
Un lugar de la Montaña,
a la sombra de un Santuario,
estaba de romería
a finales del verano.
En medio de la pradera
luchan dos mozos gallardos;
tendrán poco más o menos
quince o dieciséis años.
Máximo es grande y fornido,
musculoso y bien plantado;
Benitín es más pequeño,
ágil, fibroso y delgado;
es del pueblo de Las Salas,
muy valiente y estimado.
Están ambos en camisa
y tienen los pies descalzos,
hasta casi la rodilla
el pantalón remangado,
las manos bien agarradas
en el cinto del contrario.
Pasados varios minutos,
el combate va igualado,
cuando uno traba una maña
ya el otro la ha falseado.
Benitín, en un arranque,
con la rapidez del rayo,
sorprendiendo a su enemigo,
la mediana le ha trabado.
Durante pocos segundos,
los cuerpos forcejearon,
y con esfuerzos supremos
se empinaban a lo alto.
Benito impulsa la pierna,
con los puños apretando,
y sacando todo el genio
al rival ha desplomado.
Máximo pide revancha,
Benitín se la ha aceptado.
En cuanto forman el puente,
el ataque ha comenzado.
El grandón se esfuerza mucho
apretando y aflojando,
no le sale ni una maña
y ya está desesperado.
Agachando la cabeza,
resopla como un caballo;
rabioso y enfurecido,
se abalanza sin pensarlo.
Benitín, que estaba atento
esquiva y le deja paso;
aquel mozo corpulento
quedó tendido a lo largo.
Gritos pegan las mujeres,
los hombres daban aplausos,
El chico es cogido en hombros
dando dos vueltas al prado,
de dulces y caramelos
los bolsillos le han llenado.
Benitín sale triunfante
y es de todos aclamado.
-"Este muchacho promete",
piensan los aficionados.
Los mozos de la Montaña
ya tienen su abanderado.
(Crescencio Escanciano)
La hazaña más legendaria que la afición recuerda de
Crescencio Escanciano
tuvo lugar en 1929, aunque no fue la única de este estilo que protagonizó el célebre
Pastor de Prioro.
En este romance se recrea la estampa típica de la preparación de un corro de los buenos, el desafío de la Montaña a la Ribera en Riaño. Los ribereños tenían un plantel de campeones de primera categoría, y el gallo montañés corría grave peligro de perderse.
Pero el cura de Riaño se acordó de aquel fornido pastor que andaba con su ganado por esos montes y puertos, y fueron a buscarlo, con lo cual, cuando ya la Ribera saboreaba las mieles del triunfo, salió el valiente
Crescencio y venció él solito a 30 rivales conquistando el preciado trofeo.
Hay que agradecer a este pastor que haya transmitido a sus hijos y nietos la casta luchadora, y la mejor muestra es el actual gran luchador
"Che" Escanciano.
Aunque no aparece este detalle en la canción,
podemos añadir al romance los siguientes versos de homenaje:
La semilla de Crescencio
produjo buena cosecha,
porque sus hijos y nietos
siguieron la misma senda.
Los hermanos Escanciano
hoy en día lo demuestran;
llevan la lucha en la sangre,
que es de su abuelo la herencia.
*
* *
Corre el año veintinueve;
para celebrar la fiesta
en Riaño se hace el corro
de la lucha leonesa.
Es un duro desafío:
Montaña contra Ribera,
el honor se pone en juego,
el gallo, ¡quién lo cogiera!
En respuesta al noble reto
los ribereños aceptan,
anunciando que traerán
campeones de primera.
Vencer en estos aluches
muy difícil se presenta,
pero al cura de Riaño
se le ha ocurrido una idea.
-"La salvación de este corro
es un pastor de la sierra,
que está viviendo en un chozo
lejos de pueblos y aldeas".
Al Puerto de Pandetrave
por caminos y veredas
van en busca del buen mozo
hasta que por fin lo encuentran.
Este pastor solitario
Crescencio por nombre lleva,
es natural de Prioro
y fuerte como las peñas.
Una vez que le convencen
de que acuda a la pelea,
pide protección al cielo
y a la Virgen se encomienda.
Por fin llegado el momento
en que la lucha comienza,
los ribereños dominan
con una furia tremenda.
De los mozos montañeses
han caído ya cuarenta,
solamente dieciséis
de entre los de la Ribera.
El público está dolido,
se ve en las caras tristeza,
a todos sus luchadores
los están echando fuera.
Es el turno de Crescencio,
que aparece por sorpresa,
el pastor de la montaña,
la esperanza que les queda.
Con el primer contrincante
se agarra de mano izquierda,
y en un momento lo tira
imponiendo la derecha.
A continuación derriba
catorce más en la hierba;
sudoroso, pide agua,
le van los mozos por ella.
El último que cayó
a los demás recomienda
que le ataquen en seguida,
que huele a sebo y a leña.
Pero el valiente Crescencio,
a nadie concede tregua,
pues lleva la iniciativa
dominando la contienda.
Y los dieciséis contrarios
que quedaban caen por tierra,
con rápidas cadriladas
la victoria es manifiesta.
La afición entusiasmada
al pastor abraza y besa
por haber llevado a cabo
esta memorable gesta.
(Felipe León y Eutiquiano Urdiales)
Siempre que se presencia en un corro de lucha leonesa alguna hazaña importante, habiendo gente de distintas edades y comarcas, surge la comparación y la discusión sobre quién fue el mejor luchador de todos los tiempos. Por supuesto, no hay respuesta clara a esa pregunta, ya que ningún luchador ha sido invencible. Hubo luchadores magníficos que no fueron conocidos porque no salían mucho de los límites de su comarca. Por otra parte, los grandes luchadores actuales quizá son tan buenos como ellos, pero aún les falta el aura de la leyenda que sólo se adquiere con el paso del tiempo. También es difícil comparar los luchadores de distintas épocas. Si nos ceñimos a los que han sido más unánimemente reconocidos por la afición y se han convertido en grandes mitos, ya no quedan muchos, y la mayoría han sido reflejados en los romances de este disco. Muchos opinan que ha sido el Sastrín de Rucayo el más espectacular, pues por su gran habilidad fue capaz de tirar a grandes luchadores fenomenales que además le doblaban el peso. Pero también es habitual que en la Montaña citen como el mejor de todos los tiempos a Benitín, el de Las Salas, afirmando que fue el luchador más completo. En la Ribera se dice que Cayo de Celis, Cayuso, fue el más seguro; y valoran su gran astucia, con la que logró vencer a los luchadores más importantes de su tiempo. Otro candidato fundamental ha sido Tino, el Cojo de Paradilla, que sin duda fue un grandísimo campeón del cual se cuentan muchas hazañas por su enorme fortaleza. Y en la Sobarriba habría que dar también el premio por equipos a los famosos Molineros de Carbajosa. Y si además sumamos la máxima nobleza, la elegancia, la técnica impecable, la deportividad y la modestia, cualidades que la lucha leonesa ha de valorar para ejemplo de las futuras generaciones, entonces hay dos candidatos claros: Felipe León y Eutiquiano Urdiales. Con ellos puede decirse que se vivió la Edad de Oro de la Lucha Leonesa. Jamás protestaban, nunca propinaban malas caídas, todo el mundo les respetaba por su gran humanidad. En este romance hemos tratado de unir ambas figuras, que ya son legendarias.
Discuten los entendidos
y en los corros se comenta
quién fue el mayor campeón
de la lucha leonesa.
Muchos son los luchadores
que hicieron grandes proezas;
unos por su gran astucia,
otros por su enorme fuerza.
Pero hablando de elegancia,
de poderío y nobleza,
de respeto al adversario,
humanidad y grandeza,
sin despreciar a otros muchos
de una calidad inmensa,
dos hombres merecen gloria,
honor y memoria eterna.
Es de todos admirado
Felipe León Viñuela;
nacido en Villaquilambre,
en el mesón de La Venta.
También Eutiquiano Urdiales
dejó en la lucha su huella,
Nava de los Caballeros
le vio nacer junto al Esla.
Se quitaban importancia
por su extremada modestia,
mas todo el mundo conoce
su valor y su destreza.
Usaban todas las mañas
en ataque y en defensa;
si fuertes eran sus brazos,
más firmes eran sus piernas.
Felipe León tenía
musculatura de atleta,
fue un deportista completo,
de facultades soberbias.
Joven apuesto y bizarro,
modelo de gentileza,
a todos maravillaba
con su garra y su potencia.
Nano ha sido el estilista
más fino que se recuerda,
al público fascinaba
su técnica tan perfecta.
Generoso y deportivo,
luchaba con gran limpieza;
era todo un caballero
de los pies a la cabeza.
Quién fue el mejor de los dos
no se sabe con certeza,
por ser de distinto peso
no se hicieron competencia.
El deporte de la lucha
ya los tiene por bandera;
ambos fueron magistrales,
y han pasado a la leyenda.
(jesús antonio garcía, "chuchi")
NO INCLUIDO EN ESTE DISCO, GRABADO
POSTERIORMENTE
Con posterioridad a la grabación y publicación de este disco, hemos querido añadir a nuestro "Romancero de la Lucha Leonesa" al luchador Jesús Antonio García, del pueblo de La Ercina, más conocido como "Chuchi", que falleció en plena juventud siendo ya un gran campeón. Las trágicas circunstancias de su muerte le convirtieron en un verdadero héroe al dar la vida en el intento de salvar a unos compañeros que habían quedado atrapados en el fondo de la mina. El accidente se produjo el 4 de septiembre de 1962 en la mina de Casetas de Oceja, tristemente célebre por su llamativa siniestralidad (9 mineros muertos en 1937, 4 en 1953, 14 en 1954 y 6 en 1961).
Este romance, con ritmo de habanera, se estrenó el día 30 de enero de 2003, como cierre de las "Jornadas de Lucha Leonesa. Proyección y Futuro", que se celebraron en el Club de Prensa del Diario de León. y desde entonces, el grupo "La Braña" ha participado en diversas ocasiones en homenajes a este joven luchador, símbolo de la nobleza en la lucha: el corro de Mansilla (14/09/2003), la Gala de la Lucha Leonesa en el Auditorio de León (18/05/2007), la mesa redonda "Minería y lucha leonesa" en el Museo de la Siderurgia y la Minería de Sabero (24/08/2012), y el corro de homenaje a Chuchi en La Ercina (25/08/2012). Han sido autores de la letra Ángel Arredondo Giraldo y Jesús San José Hernández, y la música y arreglos pertenecen a Ángel Arredondo.
En octubre de 2019 se grabó este romance en Ruido Estudios, de León, para su inclusión en la obra "Cuaderno de Cantares", ampliando el "Romancero de la Lucha leonesa".
Introducción:
Dicen que la valentía,
al igual que la nobleza
se inventaron en la mina
y en la lucha leonesa.
En el pueblo de La Ercina
cuentan una bella historia,
Jesús Antonio García
siempre estará en su memoria.
* * *
Recitado:
-Abuelo, ven a mi lado
y siéntate en esta silla,
deja ya de ver la tele,
que hoy está muy aburrida,
y cuéntanos una historia
que sepas de buena tinta
sobre un héroe valiente
de esos que tú conocías
que en la lucha leonesa
grandes proezas hacían.
El abuelo, muy despacio,
a sus nietos se aproxima,
en su rostro, ya arrugado,
brilla una extraña sonrisa
y una lágrima muy gruesa
resbala por su mejilla.
-Era un cuatro de setiembre,
la fecha no se me olvida,
hace muchos, muchos años,
hubo un percance en la mina;
cuatro jóvenes murieron
en lo mejor de sus vidas.
Allí murió el luchador
Jesús Antonio García,
más conocido por “Chuchi”
y natural de La Ercina.
La historia que de él se cuenta
es verdadera y precisa,
como un héroe murió
con inmensa valentía.
Era Chuchi un gran atleta,
excelente deportista,
campeón en bicicleta
y en las carreras de cintas.
Ya desde que era un chiquillo
se entrenaba cada día,
y su gran musculatura
era admirada y temida,
pues ya a los catorce años
luchaba de maravilla.
Además, como persona,
todo el mundo le quería,
pues a todos ayudaba,
con todos bien se entendía.
Muchos combates se cuentan
donde este chico vencía
a los gallos más famosos,
dándoles buenas caídas.
Era por ello admirado,
y todo el mundo decía
que dentro de poco tiempo
un gran campeón sería.
* * *
Cantado (habanera)
Pero el aciago destino
no conoce simpatías,
el combate más difícil
lo iba a tener en la mina.
Allí Chuchi trabajaba
como buen electricista,
él era el que iluminaba
la oscuridad de la sima.
Tres compañeros entraron
como siempre, cada día,
para arrancar el carbón
de la roca dura y fría.
Cuando el traicionero gas
de una de las galerías
les asfixió de tal modo
que moverse no podían.
Uno solo a duras penas
logró encontrar la salida.
Se disparan las sirenas,
el valle se estremecía.
Chuchi, que dentro del corro
aprendió la valentía,
sin dudar un solo instante,
a auxiliarles se encamina.
* * *
Con él iba otro minero
que por su hermano temía,
los dos aprietan el paso,
el peligro desafían.
A medida que se adentran,
con dificultad respiran,
pero siguen avanzando
todavía más deprisa.
Pasaron varios minutos,
todo el silencio domina.
Caras pintadas de luto
miraban la bocamina.
Nadie salía de dentro,
la esperanza se termina.
Las madres van a su encuentro
destrozadas y afligidas.
Logran entrar las brigadas
hasta el fondo de la mina,
se les parte el corazón
al ver los cuerpos sin vida.
Tendidos están los cuatro,
tienen las manos unidas;
parece que están dormidos
por su apacible sonrisa.
Y Santa Bárbara, al verlos,
dicen que lloró ese día,
y que les llevó a su lado
para hacerles compañía.
Mayor nobleza no cabe,
dar por los otros la vida.
En el último combate
el cielo entero aplaudía.
CAMPEONES PROVINCIALES
En el romance se citan los luchadores que aparecen en esta lista por orden cronológico
aproximado.
Pesados
Florencio Díaz, "El Molinero", de
Garrafe de Torío
Julio López, "El Cristo", de
Villacete
Constantino López (Tino),
"El Cojo", de
Paradilla de la Sobarriba
Flaviano García, "El Tigre", de
Villaobispo
Felipe León, "El Mago", de
Villaquilambre
Millán Alonso, de
Burón
Quintín Martínez, "El Gladiador Romano", de
Acebedo
Frumencio Álvarez, "El Águila Rubia", de
Palazuelo de Eslonza
Flavio de la Puente, de
Valle de Mansilla
Heraclio González, de
San Miguel de Escalada
Dionisio Serrano, de Puente Villarente
Avelino García, de
La Valcueva
Bernardo Álvarez, "Nardi", de
Villarmún
Manuel Gallego Coca, de
Villarmún
José Miguel Díez, de
Campohermoso
Óscar González, "El Zorro" de
Ambasaguas
Julio Álvarez, "El Helicóptero", de
Villarrodrigo de las Regueras
José Luis Ferreras, "El
Chopo", de
Vegas del Condado
Javier Fernández, "Rambo", de
Ambasaguas
Alberto Rodríguez, "El Faraón", de
Villaquilambre
(al romance)
Ligeros-Medios
Juan Antonio Suárez, "El Sastrín", de
Rucayo
Benito Fernández, "Benitín",
de
Las Salas
Gumersindo Rodríguez, "Sindín", de
Ferreras
Julio Bayón, "El Zazo",
de
Barrio de Nuestra Señora
Eutiquiano Urdiales, "Nano",
de
Nava de los Caballeros
Cayo de Celis, "Cayuso", de
Villaobispo
Patricio Álvarez, "Di Stéfano", "Molinero", de
Carbajosa de la Sobarriba
Néstor Villayandre, de
Castrillo del Porma
Jesús Rueda, de
Carbajosa de la Sobarriba
José de Celis, "Pepín", de
Villaobispo
Miguel Álvarez, "Miguelín", de
Acebedo
Laurentino Crespo, de
Villaverde de Arcayos
Ramón Bayón, de
Nava de los Caballeros
Juan Hidalgo, "Juanito", de
Santa Olaja de Eslonza
Manuel García, "Manolete", de
Campohermoso
Luis Padierna, de
Quintana de Rueda
Francisco García, "El Rápido", de
San Cipriano del Condado
Antonio García, "Toño", de
Santibáñez del Porma
Serviliano González, de
Castrillo de Valderaduey
Ernesto Díez, "El Viejo Profesor", de
Argovejo
Anastasio Prieto (Tasio),
"El Gato", de
Taranilla
Javier Alonso de Ponga, "Ponguina", de
Valbuena del Roblo
Mariano Sánchez, "El Guerrero", de
Barrillos de Curueño
Benigno González, "El Terrible", de
Valdealiso
Manuel Fernández, "Manolín", de
Naredo de Fenar
José Antonio Robles, "El Elegante", de
Campohermoso
Clemente Fuertes, "El Junco", de
Tendal de la Sobarriba
Héctor García, "El Divino", de
Campohermoso
(al romance)
Ganadores de la Liga de
Verano
Jesús Rodríguez, "El Rubio", de
Santa Olaja de Eslonza (medios)
Francisco José Escanciano,
"El Che", de
Prioro (pesados)
Antonio Getino, "Getinín", de
La Mata de Curueño (medios y ligeros)
Iván Alonso, "El Menudín", de
Valdefresno (ligeros)
(al romance)
CAMPEONES PROVINCIALES
INTRODUCCIÓN
Todos los años se juntan
en un corro singular
los mejores luchadores
que vienen a disputar
los codiciados laureles
de Campeón Provincial,
el galardón más valioso
que se puede conquistar.
En la lucha leonesa
hay un ambiente especial,
todos los participantes
con sana rivalidad
se esfuerzan en el combate
porfiando hasta el final
por lograr una victoria
para la posteridad.
PESOS PESADOS
Entre los pesos pesados
tenemos que recordar
a Florencio, el de Garrafe,
molinero del lugar.
Y a Tino, el de Paradilla,
aquel "Cojo" colosal
que tantas tardes de gloria
supo al público brindar.
Flaviano, el de Villaobispo,
que era un "Tigre" al pelear,
también en la lucha libre
logró siempre destacar.
Felipe León, "El Mago",
potente, noble y cabal,
fue Campeón tantos años
que es difícil de igualar.
Hoy Alberto, su sobrino,
en los corros manda ya;
y los últimos trofeos
en sus vitrinas están.
Al recio Quintín Martínez,
de Acebedo natural,
le apodaban "Gladiador"
por su forma de luchar.
De Palazuelo de Eslonza
a Frumencio hay que admirar,
llamado "El Águila Rubia",
por su voleo genial.
Era Flavio de la Puente
molinero muy audaz,
nació en Valle de Mansilla,
fuerte y duro de pelar.
Heraclio, de San Miguel,
dominó con propiedad,
y además ganó el trofeo
de Campeón Nacional.
También Dionisio Serrano
hizo a muchos claudicar;
era astuto y precavido,
duro como el pedernal.
Bernardo, el de Villarmún
es un caso excepcional,
puesto que en todos los pesos
confirmó su autoridad.
Otro de su mismo pueblo
con notable habilidad
fue Manuel Gallego Coca,
aguerrido y muy tenaz.
De La Valcueva, Avelino
supo siempre demostrar
sus cualidades luchando
con gran efectividad.
De Burón, Millán Alonso
es digno de mencionar;
y "El Cristo" de Villacete
tampoco puede faltar.
Miguel, el de Campohermoso,
fue un mito en su mocedad
pues durante cinco años
nadie le pudo tumbar.
Julio, de Villarrodrigo,
tiene personalidad;
"Rambo", y Óscar, de Ambasaguas
han dado mucho que hablar.
Otro bravo luchador
que nos hizo disfrutar
ha sido "El Chopo" de Vegas,
de nobleza sin igual.
PESOS MEDIOS Y LIGEROS
En los medios y ligeros
también luchan con afán,
se han visto grandes hazañas
y otras muchas se verán.
Desde "El Sastrín" de Rucayo,
fabuloso y sin rival,
que fue el primer Campeón
de este trofeo inmortal,
hasta jóvenes valores
que empiezan a despuntar
haciendo mil maravillas
como "El Junco" de Tendal.
"Benitín", el de Las Salas,
conseguía derribar
a todos sus contrincantes
con suma facilidad.
El buen "Sindín", de Ferreras,
tuvo su época triunfal,
pero el peor adversario
fue su grave enfermedad.
"El Zazo", Julio Bayón,
fue muy espectacular,
Barrio de Nuestra Señora
no lo tiene que olvidar.
Eutiquiano Urdiales, "Nano",
venció de modo habitual
en este campeonato
ya desde que era un zagal.
También vecino de Nava,
Ramón Bayón fue capaz
de ganar este trofeo
del modo más natural.
Ha sido Cayo de Celis
en opinión general
uno de los campeones
más completo y popular.
Pero su hermano "Pepín"
no se le quedaba atrás,
dicen que fue un gran artista
con genio y vistosidad.
El gran Néstor Villayandre
destacó con claridad;
nació en Castrillo del Porma,
valeroso y ejemplar.
"Miguelín", el de Acebedo,
siempre se hizo respetar
por ser firme, vigoroso,
y difícil de tirar.
De Santa Olaja de Eslonza
es obligado nombrar
al famoso Juan Hidalgo,
luchador sensacional.
"Rápido" es el sobrenombre
de un mozo muy peculiar
del pueblo de San Cipriano
que atacaba sin dudar.
No están claras las razones
que le hicieron retirar
a "Toño", el de Santibáñez
siendo un líder principal.
Al sin par Ernesto Díez
le suelen denominar
"El Profesor de Argovejo"
por su estilo magistral.
Y a Tasio el de Taranilla,
por su enorme agilidad
le conocen como "El Gato"
en toda la vecindad.
El pueblo de Campohermoso
ha dado gran cantidad
de figuras que han logrado
el trofeo provincial.
Entre ellos fue "Manolete"
un personaje esencial.
José Antonio, "El Elegante"
destaca en la actualidad,
junto a su sobrino Héctor,
que le ha sabido imitar.
Queda Laurentino Crespo,
muy seguro y eficaz;
Patricio, el de Carbajosa,
con su casta familiar;
su paisano Jesús Rueda,
pues también se ha de citar;
Luis Padierna, de Quintana,
técnico fenomenal;
Serviliano, el de Castrillo,
de gran deportividad;
Benigno, de Valdealiso,
que es "Terrible" de verdad,
Mariano, Javier "Ponguina",
"Manolín" y muchos más;
tantos que se hace imposible
dar la relación total.
LIGA DE VERANO
Además de este trofeo,
también hay que valorar
las victorias en la Liga
de la Regularidad.
Es un premio más reciente,
muy difícil de ganar;
que se disputa en verano
con garra y tenacidad.
Los mayores triunfadores
han sido citados ya,
pero existen unos pocos
que no han podido ostentar
la insigne categoría
de Campeón Provincial,
siendo grandes deportistas
que nunca se olvidarán.
El primero es "Che" Escanciano
(*),
nadie lo puede dudar,
capitán de la Montaña
con carisma personal.
"Getinín", el de La Mata,
por su talento especial,
muchas Ligas de Verano
ha logrado conquistar.
"El Rubio de Santa Olaja",
valiente como el que más;
y el joven de Valdefresno
que lleva por nombre Iván,
tienen este galardón
en su brillante historial.
(*)
En
el Campeonato Provincial del año 2000, por fin, "Che" Escanciano
logró conquistar el valioso trofeo, que durante tantos años se le había
resistido.
FINAL
Todos estos luchadores
por su entrega y calidad
a miles de aficionados
consiguieron deleitar,
y la lucha leonesa
su memoria ha de ensalzar
para que sirvan de ejemplo
de valor e integridad.
Y no sólo a los famosos
se les debe recordar;
hay cientos de luchadores,
desde tiempo inmemorial
que no gozan de la gloria
del Palmarés Oficial.
Anónimos defensores
del arte del buen luchar,
se ciñen el cinturón
al modo tradicional,
y con coraje y bravura
al corro suelen saltar,
combatiendo noblemente
sin dejarse doblegar,
hasta que otro más potente
los consigue superar.
A todos estos valientes,
tenemos que tributar
un caluroso homenaje
de admiración y amistad.
Que la lucha siga viva
por toda la eternidad,
y que reine la nobleza,
carácter fundamental
que a la tierra leonesa
siempre dio su identidad.
FUENTES DOCUMENTALES UTILIZADAS
Bibliografía.
¿HAY QUIÉN LUCHE?
Por Olegario Rodríguez Cascos y Camino Gallego Provecho. Diputación de León (Patronato de Turismo y Deportes). León, 1985.
LA LUCHA LEONESA (De tradición folklórica a deporte federado).
Por Francisco Javier García Blanco. Institución Fray Bernardino de Sahagún (Premio 1975). Excma. Diputación Provincial (CSIC). León, 1977.
LA LUCHE LEONESA A IMITACIÓN DE HOMERO.
Por Ángel Tejerina, S. J. Texto inédito, Salamanca, 1942. Reproducido íntegramente en la obra de F. Javier G. Blanco.
ESCENAS COSTUMBRISTAS DE LA MONTAÑA LEONESA.
Por Fidel González Largo y Mª Teresa González Alarcón. Consultores Editoriales, S. A. Madrid, 1983.
LA LUCHA LEONESA DE HOY. MANUAL DIDÁCTICO.
Por Cesáreo López Rodríguez y Mª Antonia Flórez de Celis. Diputación Provincial de León. León, 1995.
INICIACIÓN A LA LUCHA LEONESA. MANUAL COMPLETO DEL MONITOR.
Por Cesáreo López Rodríguez y otros. Diputación Provincial de León y Federación Territorial de Lucha. León, 1999.
"LA CRÓNICA DE LEÓN" Sección "LUCHA LEONESA".
Artículos coleccionables: "Históricos de la lucha". Por Fulgencio Fernández. León, 1998.
crónicas y reportajes diversos
ENCICLOPEDIA DE LEÓN. Editada por Santiago García. Publicada por entregas en "La Crónica 16 de León".
"DIARIO DE LEÓN" Sección "LUCHA 2000". Por Manuel Robles ("Marro"). Además de crónicas y reportajes diversos.
LA LUCHA LEONESA (Vídeo). Por Mirella Mansilla Fernández. León, 1996.
NUESTRA PORTADA:
CAÍDA DUDOSA Y FOTO DUDOSA
La fotografía antigua que ilustra la portada de este disco fue divulgada en 1983 gracias al libro de D. Fidel González Largo y su hija Mª Teresa González Alarcón "Escenas costumbristas de la Montaña Leonesa". En ella puede verse con camisola futbolística a rayas al luchador de Las Salas Alfredo González, hermano del también gran luchador Alipio y del propio Fidel, buen especialista en la dedilla. A su lado se encuentra el mítico Juan Antonio Suárez, "El Sastrín de Rucayo" (con mangas blancas). Están discutiendo una caída dudosa ante la Presidencia, entre cuyos miembros se distingue al Dr. Olegario Llamazares (en el centro de la foto). La instantánea fue tomada en León en el año 1931, en la plaza de toros portátil conocida popularmente como "Plaza del Petardo", que se instalaba en León cerca del actual Mercado de Colón. Allí se celebraron las primeras ediciones del Campeonato Provincial.
En el citado libro aparece otra foto tomada momentos antes, en la que se ve al "Sastrín" con el pecho tocando el suelo. Alfredo lo había derribado tres veces, pero todas fueron caídas dudosas, ya que Juan Antonio tenía una agilidad tan portentosa que resultaba casi imposible tirarlo de espaldas, y no se contabilizaban las medias caídas. En cualquier caso, "El Sastrín" fue declarado campeón.
Fulgencio Fernández nos ha señalado otra polémica relacionada con esta foto. Consultadas algunas personas de avanzada edad acerca de esta escena, se advierte una cierta controversia, pues algunos opinan que el rival de Alfredo no parece "El Sastrín". Se lo imaginan más pequeño y con más pelo. Pero parece ser que no existe ninguna otra foto conocida del "Sastrín", ya que murió muy joven, a consecuencia de los lamentables paseos de la Guerra Civil Española. La escasa definición de la imagen fotográfica y el desvanecimiento de la memoria visual con el tiempo pueden justificar estas dudas. Seguramente el testimonio más fiable sería el del propio Alfredo, pero por desgracia falleció recientemente. Puestos al habla con su hijo Luis Ángel, éste nos indicó que su padre siempre afirmaba que el rival en aquella ocasión era "El Sastrín"; y que si hubiese estado vigente el reglamento actual, habría logrado vencerle. Resulta entrañable para nosotros la figura de Alfredo González, ya que ha sido el último rabelista de Las Salas y, seguramente, de la provincia de León.
También se discute la fecha. Fidel
González, muy entusiasta y lúcido a sus 86 años, asegura que esta foto es de 1931, pero generalmente se acepta que el primer Campeonato Provincial tuvo lugar en 1932. En ese Campeonato venció en ligeros efectivamente
"El Sastrín", siendo campeón de pesados el también legendario
Florencio, molinero de Garrafe y patriarca de una saga de grandes luchadores, entre cuyos parientes se hallan los famosos
Molineros de Carbajosa.
Gracias
Agradecemos las gestiones de
Antonio Arroyo,
Director de Onda Cero Radio León.y la colaboración del
Ayuntamiento de Astorga
(Concejalía de
Música).
También nos han asesorado con sus
testimonios y comentarios directos:
Fulgencio Fernández,
Manuel Robles,
Joaquín Colín
(padre e hijo),
Rufino Arredondo,
Carlos Marcos (Ex-Presidente de la Casa de León en
Madrid) y Antonio Verduras
(Presidente Federación Territorial de Castilla y León de Lucha).
La primera edición ha sido posible gracias al patrocinio de la: Diputación Provincial de León (Turismo y Deporte) y de la Delegación Provincial de Lucha Leonesa.