El Pandero

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EL PANDERO


        En varias ocasiones nos hemos referido, en nuestros artículos de
"Desde la mi ventana", a los instrumentos que aparecen más frecuentemente en el folklore leonés, y casi siempre hemos hecho referencia a instrumentos que actuaban de solistas, tocando melodías para dirigir los bailes, procesiones y otras celebraciones de carácter festivo. Pero hay también una importante gama de instrumentos de percusión de afinación indeterminada, por lo tanto incapaces de ejecutar melodías, que juegan un papel notabilísimo como acompañantes rítmicos y tímbricos de otros instrumentos y de la voz humana. A estos últimos dedicaremos este artículo y el siguiente.

        Vamos a comenzar por el grupo de los
MEMBRANÓFONOS; es decir, instrumentos en los que el sonido se genera al golpear una membrana tensada. A su vez se dividen en otros dos importantes subgrupos: los PANDEROS y los TAMBORES o TAMBORILES. Esta vez nuestra ventana, por imperativos de espacio, se abrirá a los panderos, y el próximo mes lo hará a los tamboriles y al grupo de los llamados IDIÓFONOS.

 

EL PANDERO

        Es un instrumento compuesto por un bastidor de madera al cual van fijados y tensados uno o dos parches de piel. La provincia de León es una de las pocas que aún conservan el pandero en su doble versión: pandero con sonajas, llamado habitualmente PANDERA o PANDERETA, y pandero propiamente dicho, que carece de sonajas.

LA PANDERETA

        Es de uso general en todas las comarcas leonesas y era el instrumento animador del baile por excelencia. En todos los pueblos había siempre un pequeño grupo de personas que la manejaban con gran maestría, sacándole gran variedad de ritmos. Como no siempre se disponía de un dulzainero o tamboritero, bastaba con que alguien empezase a mover la pandereta para que los más cantarines se pusieran a desgranar sus coplas. También jugaban un papel principal en los FILORIOS o FILANDONES.

        Lo característico de la pandereta es que en medio del bastidor de madera lleva unas chapas o SONAJAS, que se entrechocan al moverlas y que en El Bierzo llaman FERREÑAS. Se toca sujetándola con una mano, para lo cual presenta un agujero por donde se puede meter el dedo, y repicando con la otra mano. El tamaño es bastante variable y suele adornarse con cintas de colores.


EL PANDERO SIN SONAJAS

        Su origen es bastante antiguo; ya existen relieves del siglo XIII con escenas musicales donde aparecen los dos tipos de panderos: el cuadrado y el redondo.

        Existen muchas descripciones del
pandero cuadrado en las obras de musicólogos y folkloristas desde el siglo pasado. Todos coinciden en que es un bastidor cuadrado con doble parche, sin sonajas, de sonido muy grave y cuyo marco está cruzado por unas ocho cuerdas de guitarra o de tripa de cordero para hacer más intensa la vibración, produciendo un sonido que recuerda al tamboril.

        Este instrumento fue desplazado por otros en casi toda España, pero aún pervive en áreas de Galicia, Asturias y la Montaña Noroeste de León, sobre todo en Palacios del Sil, Babia y Laciana.

        Los panderos usados por mujeres, para distinguirlos, solían engalanarse primorosamente con cintas anchas de colores, formando pliegues sobre los cantos del instrumento y lazos en las esquinas. También suelen tener una flor grande de vivos colores pintada en uno de los parches, que parece ser una alegoría del Árbol de la Vida.

        Su tamaño es de unos 35 cm. de lado y 7 cm. de altura. Su fabricación es muy laboriosa, sobre todo el curtido, colocación y cosido de la piel, que suele ser de oveja.

        Tanto este pandero cuadrado como el redondo, que es muy parecido a la pandereta pero sin sonajas, generalmente de mayor tamaño y muy extendido en El Bierzo, se tocan apoyándolos en el pecho y golpeándolos con las manos hacia arriba, aunque no falta quien lo toque también sujetándolo con una mano al estilo de la pandereta.

        No podemos cerrar hoy nuestra ventana sin antes hacer mención a la
Asociación "San Miguel" de Bailes y Costumbres de Laciana. En su revista "El Calecho" han aportado valiosos datos de éste y otros muchos aspectos de nuestro folklore. A ella remitimos a todos aquellos lectores que deseen ampliar los conocimientos sobre estos temas; de hecho, a nosotros nos ha sido de mucha ayuda.

 

 


 


Los autores de este artículo fueron:  José Antonio García Trabajo y Jesús San José Hernández.

Fue publicado en el Diario de León, en la sección "El Filandón" el  18 de octubre de 1987.

Las ilustraciones creadas por Gómez Domingo.