Cuaderno de cantares:

Soldados y quintos

 

 

 

Adiós, que me voy a Cuba
porque quiero ser soldado,
y aunque una bala me mate
madre, no le dé cuidado.

  Anda diciendo tu madre
que de mí te libra ella,
que te libre de soldado,
y no vayas a la guerra.
  Anda, niña, anda, niña,
si no has andado
una temporadita
con un soldado.

 

 

Anoche cuando dormía
los quintos me despertaron
y hermoso ramo de pino
en mi tejado clavaron.

  Aquel soldado, cómo lloraba
por una niña que le adoraba.
Que le adoraba, y le decía:
Vente conmigo para Melilla.
  Aunque mudo de tonada,
no mudo de parecer,
hago lo que los soldados
cuando mudan de cuartel.

 

 

Callejuca, callejuca,
cuántas veces te he rondado,
y las que te rondaré
si no me llevan soldado.

  Cuando mi novio se pone
la gorra de medio lado,
no hay soldado más valiente,
muchacho más resalado.
  ¿Cuándo te volveré a ver,
cuándo te volveré a amar?
Cuando venga del servicio
vestido de militar.

 

 

Dices que tú no me quieres
porque me voy por soldado,
tuvo la culpa la bola,
que yo no fui voluntario.

  Diecisiete de febrero
para mí fue desgraciado,
a las diez de la mañana
salió mi amante soldado.
  Dime, niña, si me quieres,
no me tengas engañado,
que el galán que tú más quieres
se lo llevaron soldado.

 

 

Dime, rosita de mayo,
¿quién te ha robado el color?
Un soldado de a caballo
con palabritas de amor.

  El amor del soldado
dura una hora;
en tocando tarara,
¡adiós, señora!
  El cuartel es una iglesia,
los soldados son los santos,
los cabos son los faroles
que alumbran de cuando en cuando.

 

 

En lo alto de una peña
cantaban los ruiseñores:
Vivan los quintos de este año,
vivan todos sus amores.

  En una jarra sin agua
metí la mano y saqué
la suerte de ser soldado,
morena de mi querer.
  Esa tu boquita
es un cuartelito,
los dientes en filas
son los soldaditos.

 

 

La calle de mi morena
ya no la rondan chavales,
que la rondamos los quintos
con navajas y puñales.

  La guerra ya ha terminado,
los militares ya vienen,
con la licencia en la mano;
dime, niña, si me quieres.
  Las estrellitas del cielo
se visten de colorado,
y yo me visto de negro,
que tengo mi amor soldado.

 

 

Las niñas bonitas
no van al cuartel
porque los soldados
les pisan el pie.
Soldado valiente,
no me pise usté,
que soy pequeñita
y me puedo caer.

  Los quintos cuando se van
se dicen unos a otros:
mi novia me espera a mí
hasta que le salga otro.
  Los quintos, los quintos,
los van a llevar,
pobrecitas madres,
cuánto llorarán.

 

 

Los soldados del cuartel
cuando limpian los fusiles
se dicen unos a otros:
¿cuándo nos veremos libres?

  Mañana marchan los quintos,
ponte, niña, a la ventana,
que te quieren preguntar
si eres firme en tu palabra.
  Mañana voy por soldado,
con la intención de volver,
si vuelvo y estás casada,
de tu sangre he de beber.

 

 

Me quisiste mozo libre,
también me querrás soldado,
¿cómo vas a despreciar
lo que el rey no ha despreciado?

  Me voy de soldado raso,
con los valientes muchachos,
que dejan madres queridas,
que dejan novias llorando.
  Melilla ya no es Melilla,
Melilla es tierra africana,
Melilla es la sepultura
de los soldados de España.

 

 

Mucho me ha gustado a mí
la ropa de militar,
y ahora que la trae mi hijo
cada vez me gusta más.

  No llores porque me pongan
la gorrilla militar,
que el que la manda poner
también la manda quitar.
  No llores, prenda del alma,
que me harás a mí llorar,
que no está bien a un soldado
dejarse penas atrás.

 

 

Ojos que te vieron ir
por aquel camino llano,
¿cuándo te verán volver
con la licencia en la mano?

  Por mi puñetera suerte,
me tocó el número cinco,
no digo que soy soldado,
pero digo que soy quinto.
  Por ti, morena,
por ti, salada,
me voy de quinto
por la mañana.

 

 

Porque soy quinto
mi madre llora
la mi morena
se queda sola.

  Porque soy quinto de este año,
ya no me vas a querer,
ya no saldrás a la puerta
como solías hacer.
  ¿Qué cuidado le da al rey
que se le muera un soldado?
Otro tanto me da a mí
que tú me hayas olvidado.

 

 

Quisiera ser tan alta
como la luna,
para ver los soldados
de Cataluña.

  Si te quiere un soldado,
quiérele, moza,
que la sal de los mozos
está en la tropa.
  Soldadito de a caballo,
lástima que el Rey te lleve
quién te pudiera ocultar
debajo de los laureles.
 

 

 

Soldadito de a caballo,
que a servir al rey te llevan,
si yo tuviera un hermano
que a la guerra por ti fuera...

  Soldadito de a caballo,
¿qué llevas en la mochila?
Llevo las armas de un Rey
y el corazón de una niña.
  Soldado de artillería,
dímelo tú dónde vas.
Voy a emplazar los cañones
para poder disparar.

 

 

Soldado lo quiero, madre,
pero no de Infantería,
que parecen morraleros.
¡Viva la Caballería!

  Soldado soy sin remedio,
que así lo quiso mi suerte,
no me pesará el fusil,
pero sí el dejar de verte.
  Soldado tengo que ser
mientras pueda beber agua,
que no quiero más mujer
que el fusil y la canana.

 

 

Somos los quintos del pueblo
que vamos a Cartagena,
allí iremos a la mar
y de noche a la verbena.

  Un soldadito encontró
a una bonita niñera,
y al punto se la llevó
a bailar en la pradera.
  Un soldado me dio un ramo
y lo puse a la ventana,
vino el aire y lo llevó,
adiós, soldado del alma.

 

 

Un soldado me dio un ramo
y lo puse en el vasar,
cada vez que el ramo veo
me acuerdo del militar.

  Un soldado me dio un ramo,
yo lo recibí con pena,
que de mano de un soldado
nunca viene cosa buena.
  Vale más un aldeano
vestido de militar
que todos los señoritos
que andan por la capital.

 

 

Vivan los quintos de este año,
y los del año que viene,
los que cuidan de mi novio
en el cuartel cuando duerme.

  Vivan los quintos de este año
y los del año que viene,
vivan su padre y su madre
y la novia si la tienen.
  Ya se van los quintos, madre,
calle mayor adelante,
el corazón llevan triste,
pero sereno el semblante.

 

 

Ya se van los quintos, madre,
ya se va mi corazón,
ya se va quien me tiraba
chinitas a mi balcón.

  Ya se van los quintos, madre,
ya se van los buenos mozos,
ya queda la plaza llena
de tuertos y lagañosos.
  Ya se van los quintos, madre,
ya se van los escogidos,
y se quedan los cobardes,
los que España no ha querido.

 

 

Panderos y
panderetas

                                     

El fuego