Cuaderno de cantares:

El canto y los cantares

 

 

 

A cantar me ganaréis,
pero no a saber cantares,
tengo en casa un arca llena
y encima siete costales.

  A cantares y a coplas
nadie me gana,
porque anduve a la escuela
de una gitana.
  A la puerta de mi novia
mi compañero cantó,
a la puerta de la suya
es razón que cante yo.

 

 

A tu puerta estamos cuatro,
cuatro mozos a cantar,
si quieres que te cantemos,
licencia nos has de dar.

  Ahora voy a cantar yo
una tonadilla nueva,
que cuando nació mi madre
ya la cantaba su abuela.
  Al otro lado del río
sentí cantar y escuché,
válgame Dios que bien cantan
los amores que olvidé.

 

 

Aquí estamos a estas puertas,
dispuestas para cantar,
Señora, danos licencia,
que queremos empezar.

  Aquí me pongo a cantar
con alegría y sin miedo,
que al que no tiene delito
no le llevan prisionero.
  Aquí me pongo a cantar
en este campo de flores,
a pesar de mis contrarios
y a gusto de mis amores.

 

 

Aquí me pongo a cantar,
no sé si seré durable,
porque tengo mala voz
y no daré gusto a nadie.

  Aunque estuviera cantando
un año con trece meses,
si no me diera la gana
no canto un cantar dos veces.
  Bien sé que estás en la cama,
bien sé que dormida no,
bien sé que estarás diciendo:
ese que canta es mi amor.

 

 

Canta, compañero, canta,
cantaremos a porfía,
tú le cantas a tu novia
yo le cantaré a la mía.

  Canta, mi niña, y no llores,
mira que te pones mala,
mira que se desmejora
la hermosura de tu cara.
  Cantar que del alma sale
es pájaro que no muere,
porque canta los sentires
y el corazón siempre siente.

 

 

Cantares por cantares
sé más de ciento,
pero no se me vienen
al pensamiento.

  Cantares que no sepas,
no los empieces,
que te quedas nadando
como los peces.
  Canto triste, canto triste,
no puedo cantar alegre,
tengo el corazón herido
y las heridas me duelen.

 

 

Como no tengo gracia,
canto sin ella,
que aunque quiera comprarla
no hay quien la venda.

  Cuando estoy en el baile
no sé cantares,
cuando estoy en la iglesia
vienen a pares.
  De cantares y coplas
tengo un botijo,
cuando quiero cantarlos
bebo un poquito.

 

 

Debajo del agua clara
se ven correr las arenas,
debajo de mis cantares
se ven deslizar las penas.

  En el monte canta el cuco,
en la torre la cigüeña,
el pajarito en el campo,
el borracho en la taberna.
  En esta calle, galanes,
cantad mucho y cantad bien,
que a la entrada hay una rosa
y a la salida un clavel.

 

 

Ese cantar que has cantado
me lo has aprendido a mí,
si tuvieras más vergüenza
no lo cantabas aquí.

  Éste es el primer cantar,
ésta es la segunda letra,
que sale de las entrañas
y en el corazón penetra.
  La despedida canto
de mis cantares,
como no soy maestra,
no van iguales.

 

 

La gracia para cantar
ni se compra ni se arrienda,
se la da Dios a quien quiere
y a mí me dejó sin ella.

  La perdiz canta en el soto,
la culebra en el espino,
y yo canto en tu ventana,
espejo de cristal fino.
  Las mozas de mi pueblo
qué bien que cantan,
paé que tién jilguerines
en la garganta.

 

 

Mozos que estáis escuchando,
no digáis mal de quien canta,
con el polvo del camino,
se me tomó la garganta.

  Ninguno por cantar bien
diga mal del que mal canta,
unos cantan lo que saben
y otros saben lo que cantan.
  No canto porque bien canto
ni por las gracias que tengo
canto por disimular
una penita que tengo.

 

 

No canto porque bien canto
ni porque soy cantadora,
canto por dar que decir
a lenguas murmuradoras.

  No creas que porque canto
tengo el corazón alegre,
que soy como el pajarillo,
que si no canta se muere.
  No hay penitas ni alegrías
que se queden sin cantar,
y por eso hay más cantares
que gotas de agua en la mar.

 

 

No sé qué cantares cante
para no ofender a Dios,
porque todos los cantares
tienen palabras de amor.

  No sé qué cantares cante,
todos se me han olvidado,
sólo tengo en la cabeza
que eres un cielo estrellado.
  No sé si cante, si llore,
que a mí todo me da pena,
cantaré toda la vida,
pa llorar tiempo me queda.

 

 

Para cantar cantares
me crió el cielo,
para hilar a la rueca
también si quiero.

  Para empezar a cantar
licencia no pido a nadie,
que la traigo yo conmigo
para cantar en la calle.
  Para empezar a cantar,
señores, pido licencia,
no digan a la mañana
atrevido y sinvergüenza.

 

 

Por cantar cuatro cantares
a la puerta del molino,
me dieron media peseta
y me molieron el trigo.

  Por cantar, yo cantara,
pero la gracia
se me quedó en el libro
de la ignorancia.
  Porque canto y me divierto
me llaman loca sin juicio,
cuántas puertas se menean
y no se salen del quicio.

 

 

Quisiera que en mi garganta
se criasen ruiseñores
para cantar a la Virgen,
que es la reina de las flores.

  Sé cantar y sé bailar,
sé tocar la pandereta,
el que se case conmigo
lleva música completa.
  Si canto me llaman loco,
y si no canto, cobarde;
si bebo vino, borracho,
si no bebo, miserable.

 

 

Si estuviera cantando
una semana,
dos veces una copla
no la cantara.

  Si por cantar me pagaran,
toda mi voz empleara,
así, como no me pagan,
canto si me da la gana.
  Si quieres que te cante
cantares nuevos,
corta pan de la hogaza
y un par de huevos.

 

 

Si supiera que a cantares
te había de camelar,
te cantara más cantares
que arenas tiene la mar.

  Si supiera que cantando
daba gusto a mi morena
toda la noche cantara
y a la mañana durmiera.
  Tengo cantar y bailar,
y pasar la vida alegre,
que este mundo es una trampa
y el que llora tanto pierde.

 

 

Tengo de morir cantando,
porque llorando nací,
todas las penas del mundo
no van a ser para mí.

  Todos los que cantan bien
beben vino y aguardiente,
y yo como canto mal,
agua fría de la fuente.
  Todos los que cantan bien
cantan una vez al año,
y yo, como canto mal,
paso la vida cantando.

 

 

Unas cantan de alegría,
otras cantan por cantar,
yo canto todos los días
y canto por no llorar.

  Viva quien canta y quien baila,
viva quien sabe querer,
viva el que en el mundo tiene
pena por una mujer.
  Ya no puedo cantar más,
que se me acaba la gracia,
y una poca que me queda
la quiero para mañana.

 

 

Los ojos

                                     

Guapos y feos