Cuaderno de cantares:

Los ojos

 

 

 

A coger caracoles
madruga un tuerto
con un ojo cerrado
y el otro abierto.
  A la mar fueron mis ojos
por agua para llorar,
y se volvieron sin ella,
que estaba seca la mar.
  A la mar, por ser honda,
se van los ríos,
detrás de los tus ojos
se van los míos.

 

 

A la nana, nanita,
mi niño duerme
con los ojos abiertos,
como las liebres.
  A la puerta de la iglesia
unos ojos negros vi,
la vida me ha de costar
si no han de ser para mí.
  Al infierno me fuera
de buena gana
si la luz de tus ojos
fueran las llamas.

 

 

Algún día los mis ojos
eran para ti dos perlas,
ahora que ya tienes otros
de los míos no te acuerdas.
  Allá va la despedida,
la que dan los buenos mozos,
con la mano en el sombrero:
adiós, prenda de mis ojos.
  Amarillo es el oro,
blanca la plata,
y negros son los ojos
que a mí me matan.

 

 

Anoche soñaba yo
que dos negros me mataban,
eran tus ojos, morena,
que enojados me miraban.
  Asómate a esa ventana,
cara de piñón de oro,
quiero encender el cigarro
en el fuego de tus ojos.
  Aunque me quiten de hablarte,
no me quitan de quererte,
háblame tú con los ojos,
yo te entiendo lindamente.

 

 

Ayer te vi presinar,
mis ojos fueron testigos,
¡quién te pudiera besar
donde dices: enemigos!
  Colorada la guinda,
verde el guindero,
azules son los ojos
que yo más quiero.
  De tus hermosos ojos
no tengo queja,
ellos quieren mirarme,
tú no los dejas.

 

 

Desde que te vi,
ya no puedo más,
tus ojos, morena,
me van a matar.
  Dicen que no hay más luna
que la del cielo,
cuando veo tus ojos,
dos lunas veo.
  El amor lo pintan siempre
con los ojitos vendados,
y por eso viven ciegos
todos los enamorados.

 

 

Entre dos cortinas negras,
dos niñas me han vuelto loco,
las cortinas, tus pestañas,
las niñas, las de tus ojos.
  Este niño tiene sueño,
tiene ganas de dormir,
un ojo tiene cerrado,
y otro no lo puede abrir.
  Este pandero que toco
tiene lengua y sabe hablar,
sólo le faltan los ojos
para ayudarme a llorar.

 

 

Estudié para ladrón,
y al terminar la carrera
lo primero que robé
fueron tus ojos, morena.
  Fuego y nieve despiden,
niña, tus ojos,
fuego para quien amas,
nieve a los otros.
  La primera ya la dije,
la segunda la diré,
los ojitos de mi amante
jamás los olvidaré.

 

 

Las estrellitas del cielo
brillan todas a una vez,
pero más brillan tus ojos
cuando yo te vengo a ver.
  Las estrellitas del cielo
las cuento y no están cabales;
faltan las dos de tus ojos,
que son las más principales.
  Las estrellas del cielo
son ciento doce,
con las dos de tu cara,
ciento catorce.

 

 

Lo mejor del cielo y tierra
tienes en tu cara, niña,
en tus ojos, dos luceros,
dos rosas en tus mejillas.
  Los ojos con que me miras
no son los acostumbrados,
en el mirar se conoce
que están los tiempos cambiados.
  Los ojos de las morenas
dicen que tienen veneno
yo aunque muera envenenado
ojos de morena quiero.

 

 

Los ojos de mi morena
ni son chicos ni son grandes,
son como monedas de oro,
de las de cuarenta reales.
  Los ojos de mi morena,
se parecen a mis males
grandes como mis cadenas
negros como mis pesares.
  Los ojos de mi morena
tienen un mirar extraño,
que cuando miran a un hombre
le quitan de vida un año.

 

 

Me llamaste pobre y fea,
al espejo me miré,
ojos de pícara tengo,
a algún tonto engañaré.
  No me mires de lado,
que me marean
esos ojos que tienes
de primavera.
  Ojos azules tenía
la mujer que me engañó,
ojos del color del cielo,
mira tú si fue traición.

 

 

Ojos de marinero
tiene mi amante,
uno mira a poniente
y otro a levante.
  Ojos negros, cara blanca,
tiene aquella labradora,
a mí con ellos me mata
y a todo el mundo enamora.
  Ojos negros y grandes
te ha dado el cielo
para que guardes luto
si yo me muero.

 

 

Ojos verdes son traidores,
los azules embusteros,
los negros y acastañados
son firmes y verdaderos.
  Para pasear tu calle
no necesito faroles,
tus ojos son dos luceros
que alumbran más que dos soles.
  Por la estrellita del Norte
se guían los marineros,
yo me guío por tus ojos,
que son dos claros luceros.

 

 

Que llores, que no llores,
que dejes de llorar,
tus ojos y los míos
a la tierra se irán.
  Te quiero tanto, mi vida,
mi vida, tanto te quiero,
que si me sacan los ojos
te miro por el aujero.
  Tienes blanca la cara
y ojos azules,
como el color del cielo
cuando no hay nubes.

 

 

Tienes los ojos azules,
ojos de color de cielo,
a Dios le darás la cuenta
del mal que has hecho con ellos.
  Tienes ojos hechiceros,
palabras encantadoras,
al mismo tiempo eres rica,
pero a mí no me enamoras.
  Tienes unos ojines
y unos ojones
que de lejos parecen
dos cerandones.

 

 

Tienes unos ojitos
de picaporte,
cada vez que los cierras
siento yo el golpe.
  Tienes unos ojos, niña,
como ruedas de molino,
que la Virgen con ser Virgen
no los tiene tan divinos.
  Tienes unos ojos, niña,
como ruedas de molino,
que muelen los corazones
como granitos de trigo.

 

 

Tienes unos ojos, niña,
tan a la flor de la cara,
que al sol le dicen: detente,
y a la luna: para, para.
  Tienes unos ojos, niña,
y una niña en esos ojos,
que los ojos de esa niña
son las niñas de mis ojos.
  Todo lo negro es feo
pero tus ojos
lo que tienen de negros
tienen de hermosos.

 

 

Todos los ojitos negros
los van a prender mañana,
y tú, que negros los tienes,
échate un velo a la cara.
  Tus ojos, bella paloma,
llevan pleito con el sol,
aunque el sol es uno solo,
tus ojos, dos soles son.
  Tus ojos, morena,
me tienen a mí
malito en la cama
desde que te vi.

 

 

Tus ojos para soles
son muy pequeños,
para estrellas son grandes,
serán luceros.
  Tus ojos y los míos
se han enredado
como las zarzamoras
de los vallados.
  Unos ojos negros vi
en una cara morena,
que si no son para mí
me voy a morir de pena.

 

 

El fuego

                                     

El canto
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