Cuaderno de cantares:

El río

 

 

 

A la luz del cigarro
voy al molino,
si el cigarro se apaga,
me voy al río.

  A la mar, por ser honda,
se van los ríos,
detrás de los tus ojos
se van los míos.
  A la mar se van los ríos,
paloma revoladora,
no pongas el pie delante,
deja que ruede la bola.

 

 

A la mar van a parar
morena, todos los ríos,
y allí se irán a juntar
tus amores y los míos.

  A la orilla del río
cantaba un sapo
y en su cantar decía:
ay, que te atrapo.
  A la orilla del río
sembré corales,
y entre más a la orilla,
más finos salen.

 

 

A la orilla del río
sembré patatas
y salieron cangrejos
con alpargatas.

  A la orilla del río
tengo mis bienes:
una gata y un gato
con cascabeles.
  A la orilla del río
tengo sembrado
azafrán y canela,
pimienta y clavo.

 

 

A la orillita del río
me propusieron amores,
cuando la afición no llama,
no valen proposiciones.

  A tu madre la he visto
en el río lavar,
y a mí me ha parecido
la sirena del mar.
  A tu madre, que es fea,
tírala al río,
tú, que eres buena moza,
vente conmigo.

 

 

Adiós, valle de Ancares,
adiós te digo,
adiós, árboles verdes
de junto al río.

  Al otro lado del río
dicen que cayó mi amante,
yo no le tuve la culpa,
si cayó que se levante.
  Al otro lado del río,
donde al agua remansea,
tengo yo los mis amores
y los de mi compañera.

 

 

Al otro lado del río
estaba llorando un piojo,
que venía de las siegas
con una espiga en un ojo.

  Al otro lado del río
hay una pava segando,
un pollo atando gavillas
y una gallina trillando.
  Al otro lado del río
sembré lino y cogí flores,
conmigo son las palabras,
con otra tienes amores.

 

 

Al otro lado del río
sentí cantar y escuché,
válgame Dios que bien cantan
los amores que olvidé.

  Al otro lado del río
tengo de hacer mi labor
con una yunta de cabras
y un perro de sembrador.
  Al otro lado del río
tiene mi padre una viña,
no la poda ni la cava,
vendimiar, sí la vendimia.

 

 

Allá va la despedida,
ésta sí que va con brío,
más vale una despedida
que un chapuzón en el río.

  Amores que te olvidaron
no los vuelvas a querer,
agua que va río abajo
arriba no ha de volver.
  Asómate a la ventana,
a esa que mira hacia el río,
y verás que en la arboleda
un pájaro ha puesto el nido.

 

 

Como se jalea
la trucha en el río
así se jalea
tu cuerpo y el mío.

  Cuando bajaste a lavar
tus manos blancas al río,
el sol se quedó parado
y el agua perdió el sonido.
  Daime vino, daime vino,
que agua no la he de beber,
que anda una coca en el río,
temo que me ha de morder.

 

 

Del otro lado del río
te tiré media naranja,
si cariño te tuviera,
entera te la tirara.

  Dicen que en el mar se ajunta
el agua de to’ los ríos,
también se van ajuntando
tus amores con los míos.
  Dices que tú no me quieres,
ya me vendrás a buscar,
como el agua busca el río
y el río busca la mar.

 

 

¿Dónde tienes el nido,
querida rolla?
A la orilla del río
en una rebolla.

  ¿Dónde vas a dar agua,
cariño mío?
A las corrientes claras
que lleva el río.
  El agua del río corre,
la del arroyo remansa,
quien tiene amores no duerme,
quien no los tiene descansa.

 

 

En el río del Jordán
mil maravillas se han visto:
Cristo bautizó a San Juan
y San Juan bautizó a Cristo.

  En el río del Torío,
hay una moza que lava
el pañuelo de su amante
que se va para La Habana.
  Entra por la ventana,
de junto al río,
que mis padres no quieren
que hable contigo.

 

 

Esta jotica que canto
a la orillita del río,
la cantaba una serena,
ole, ole, dueño mío.

  Las ovejuelas, madre,
pasan el río
y el pastor con las damas
se ha entretenido.
  Lavando la ropa blanca
vi en la orilla a mi morena,
por el río baja el agua,
y por la orilla la pena.

 

 

Límpiate con mi pañuelo,
ya lo lavaré mañana
a la orillita del río,
en las corrientes del agua.

  Los arroyos van al río
y los ríos van al mar,
y el pobre corazón mío
detrás del tuyo se va.
  No tengo padre ni madre,
ni galán que por mí llore,
voy a la orilla del río
por ver el agua que corre.

 

 

Pajarillo jilguero,
dime qué comes.
Arenillas del río,
del campo flores.

  Paso ríos, paso puentes,
siempre te encuentro lavando,
la hermosura de tu cara
el agua la va llevando.
  Río arriba, río arriba,
nunca el agua subirá,
que en el mundo río abajo,
río abajo todo va.

 

 

Río verde, río verde,
río de tantos colores,
tantos como lleva el agua,
tantos son los mis amores.

  Si la luna fuera queso
y las estrellas, panetes,
y el río fuera de vino,
qué tragos y qué zoquetes.
  Si los curas comieran
piedras del río
no estarían tan gordos
los muy jodíos.

 

 

Si pasas el río,
no bebas el agua,
que la envenenaron
los de la montaña.

  Si quieres que el carro cante,
métele el eje en el río,
que de que esté bien mojado
cantará como un judío.
  Si quieres que yo te quiera
has de limpiarme el camino
pa no pisar las arenas
cuando voy por agua al río.

 

 

Si quieres que yo te quiera
manda enladrillar el río,
y después de enladrillado
tú ya serás dueño mío.

  Si supiera que estabas
n’el río sola,
diera un vuelo y volara,
por ti, paloma.
  Siega, siega, segador,
tú que te bebes el vino,
que yo soy pastora y bebo
agua caliente del río.

 

 

Tengo de pasar el río
a caballo en un mosquito
pa que me digan tus padres:
¡qué caballo tan bonito!

  Tengo de pasar el río
por una piedra labrada,
río verde, no me lleves,
yo no soy tu enamorada.
  Vaqueirina, vaqueirina,
non baxes por agua al río,
que detrás de aquella peña
está el vaqueiro escondido.

 

 

Va por el río,
va por la arena,
va por el aire
la mi morena.
 

Vete a lavar, morena,
vete a lavar,
si no hay agua en el río,
vete a la mar.

  Ya te quise y no pretendas
que yo te vuelva a querer,
agua que va río abajo
arriba no ha de volver.

 

 

Mayo

                                     

La alegría