Cuaderno de cantares:

Las flores

 

 

 

A Buenos Aires le llaman
hermoso jardín de flores,
y yo le llamo destierro,
destierro de mis amores.
  A la fuente voy por agua,
al jardín por ver las flores,
al templo por ver a Dios,
y al baile por mis amores.
  Adiós le digo a las flores,
adiós digo a mi esperanza,
y a ti no te digo adiós,
porque te llevo en el alma.

 

 

Adiós y diviértete
con las flores del camino,
que yo también me divierto
con lágrimas y suspiros.
  Al entrar en tu jardín
me quité las zapatillas,
por no pisarte las flores
que tienes en las orillas.
  Al otro lado del río
sembré lino y cogí flores,
conmigo son las palabras,
con otra tienes amores.

 

 

Allá arriba en aquel alto,
donde posa la nieblina,
hay un pañuelo de flores
y el corazón de una niña.
  Allá va la despedida
en un ramito de flores
con un letrero que dice:
que vivan los bailadores.
  Aquí me pongo a cantar
en este campo de flores,
a pesar de mis contrarios
y a gusto de mis amores.

 

 

Aunque soy de tierra ajena,
no vengo a buscar amores,
que los tengo yo en mi pueblo
como ramitos de flores.
  Azucena bien hermosa
es tu esposa muy querida,
jardinero siempre seas
de esta flor que Dios te envía.
  Bailador que bailas bien
cuando en el baile te pones,
cuando bailas a tu gusto
con los pies dibujas flores.

 

 

Cinco flores muy hermosas
salen de misa mayor:
los novios y los padrinos
y el cura que los casó.
  Cuatro flores principales
se plantan en mi jardín:
la rosa y la clavelina,
la azucena y el jazmín.
  ¿Cómo quieres que yo vaya
al jardín de la alegría
si se marchitan las flores
al ver esta pena mía?

 

 

Del otro lado del río
tengo yo los mis amores,
del otro lado del río
como ramitos de flores.
  Despedida y no partida
tuve anoche con mi amor,
y hasta las flores del campo
suspiraban de dolor.
  El día que tú naciste
nacieron todas las flores,
el día que te casaste
se secaron las mejores.

 

 

El día que tú te mueras
yo te tengo de sembrar
en tu sepulcro unas flores
que recuerden la amistad.
  El señor cura de Hornija
tiene una cama de flores,
cuatro más tiene en el cielo
por decir buenos sermones.
  El sol se va poniendo,
dicen las flores,
ya se va quien nos daba
bellos colores.

 

 

Empiezo por la primera,
con una flor en la mano,
amarilla, azul y verde,
nacida en el mes de mayo.
  En el campo entre las flores
te busqué y no te encontraba,
cantaban los ruiseñores
y creí que me llamabas.
  En el campo hay una flor
que le llaman amapola,
con un letrero que dice:
yo no quiero dormir sola.

 

 

En el campo nacen flores,
y en el mar nacen corales,
en mi corazón, amores,
y en el tuyo falsedades.
  En la botica hay un frasco
y en el frasco una bebida,
y en la bebida, una flor,
y en la flor, la despedida.
  ¿En qué jardín te has criado,
hermoso ramo de flores?
En un jardín delicioso,
cautivando corazones.

 

 

En un jardín delicioso
entraste a buscar madrina
y entre flores y azucenas
cogiste la más florida.
  Entre la novia y el novio
hay un ramito de flores
con un letrero que dice:
se besen los dos amores.
  Entre San Pedro y San Juan
todas las flores cogí,
me ha quedado la verbena,
porque no la conocí.

 

 

Es la señora madrina
igual que un vergel de flores,
quiera Dios que de hoy n’un año
dé la mano a sus amores.
  Esta noche con la luna
y mañana con el sol,
he de ir a coger flores
a la huerta de mi amor.
  Este pandero que toco
tiene veinticinco sones,
cada sonaja, un suspiro,
y en medio, un ramo de flores.

 

 

Flor en la oreja es de burros,
en la boca, de animal,
en el sombrero es de tontos
y en el pecho, de galán.
  Hermosa clavelinera,
dale riego a tus claveles,
y verás por la mañana
qué florecidos los tienes.
  La montaña es un jardín,
las montañesas las flores,
el que quiera ser feliz
busque en la montaña amores.

 

 

La vara de San José
todos los años florece,
la vergüenza de los hombres
se ha perdido y no aparece.
  Las ilusiones son flores
que con el tiempo marchitan,
pero dejan en el alma
recuerdos que no se olvidan.
  Las mocinas de este pueblo,
todas puestas en hilera,
parecen ramos de flores
en tiempos de primavera.

 

 

Los amores olvidados,
cuando se vuelven a ver,
son como flores del campo
que vuelven a florecer.
  María, si vas al monte
quítate las zapatillas
que con la flor del hinojo
se te ponen amarillas.
  Moreno, tú que conoces
todas las flores del campo,
dame a mí la del olvido,
que el amor me está matando.

 

 

No está aquí mi madre,
que está en el jardín
regando las flores
de mayo y abril.
  No quiero coger la flor,
que me pinchan las espinas,
no quiero tener amor
por no curar sus heridas.
  No quiero querer a nadie
ni que me quieran a mí,
quiero andar entre las flores,
hoy aquí, mañana allí.

 

 

No vale lo que tú vales
la blanca flor del almendro,
ni las mañanas de mayo,
ni el prado de rosas lleno.
  Pajarillo jilguero,
dime qué comes.
Arenillas del río,
del campo flores.
  Para empezar a cantar
empiezo con la primera,
la flor que primero nace,
primero el aire la lleva.

 

 

Qué bonita está la flor
que nace entre la maleza,
qué bonito es el amor
si acabara como empieza.
  ¿Quién te ha regado las flores,
si esta noche no ha llovido?
Un habanerillo, madre,
que de La Habana ha venido.
  Ramo verde, ramo verde,
ramo verde con tus flores,
en el jardín de Cupido
no se han visto otras mejores.

 

 

Ronda, que rondaré yo,
ronde quien tuviera amores,
la calle por donde paso
parece un jardín de flores.
  Si supiera que con flores
te había de conseguir,
te trajera yo más flores
que tienen mayo y abril.
  Si vas al baile
con gran primor,
en cada mano
lleva una flor.

 

 

Somos las mozas del tronco,
las guiadoras del ramo,
las que traemos las flores
de nuestro jardín berciano.
  Todas las flores del campo
las cautiva el mes de enero,
en llegando abril y mayo
salen de su cautiverio.
  Vengo de cortar las flores
del jardín de mi morena,
anda y dile que no llore,
que mañana vengo a verla.

 

 

Viene marzo con sus flores,
y con sus rosas abril,
y mayo con sus claveles
para coronarte a ti.
  Vivan los casados
y sus lindas flores,
vivan y vivamos
todos los señores.
  Ya está la primavera
sembrando flores,
ya los campos se visten
de mil colores.

 

 

El aire                                      

El cuatro