Cuaderno de cantares:

Música y otros instrumentos

Ver también: Panderos y panderetas

 

 

A la orilla del río
tengo mis bienes:
una gata y un gato
con cascabeles.

  A la puerta de la Chana
tocaban el tamboril
a ver si la Chana, Chana
se salía a divertir.
  A mi me gusta la gaita
viva la gaita, viva el gaitero
a mi me gusta la gaita
que tenga el fuelle de terciopelo.

 

 

A tu puerta hemos venido
con guitarras a cantarte,
estarás bien satisfecha
que somos diez a tocarte.

  Al ciego Benamarías
todos le mandan tocar,
pero no le dice nadie:
pasa, ciego, a merendar.
  Al que toca el tamboril
del cielo le caiga un rayo,
y ese rayo se convierta
en niña de quince años.

 

 

Al señor tamboritero
las gracias le voy a dar
por la atención que ha tenido
de acompañarme a tocar.
  Allá va la despedida,
allá va, que nos marchamos,
si no nos sacan más vino,
ni tocamos ni cantamos.
  Allá va la despedida,
la que dio Cristo a su abuela,
los que bailan se divierten
y los que tocan se amuelan.

 

 

Allá va la despedida,
que el rabel se vuelve loco,
mañana por la mañana
tocaremos otro poco.

  Avivai las castañuelas
mozas del baile primero;
avivai las castañuelas
que yo avivaré el pandero.
  Avivai, mozas, el baile
si lo queréis avivar,
avivai las castañuelas
que yo avivaré el cantar.

 

 

Ciento cincuenta suegras
van pal infierno,
delante va la mía
tocando el cuerno.
  Comprábanme la gaita,
no la quise vender,
que la gaita no es mía,
que es de la mi mujer.
No la vendas, marido,
no la vendas, por Dios,
que es la mejor alhaja
que tenemos tú y yo.
  Con el permiso de ustedes
me pongo a tocar un baile,
y de mi gusto sería
no perjudicar a nadie.

 

 

Con una mala guitarra
toda la noche rondamos,
y a los del tambor y la gaita
bien que los arrinconamos.

  Cuando me parió mi madre,
dijo en seguida mi abuela:
este niño es bailador,
tiene un par de castañuelas.
  Dale, compañero, dale
a la guitarra que suene,
que está muy lejos de aquí
donde tu morena duerme.

 

 

De las clases musicales
salgo to’los días contento,
porque la maestra quiere
tocar siempre mi instrumento.
  ¿Dónde vas a dar agua,
mozo de bueyes,
que desde mi cama siento
los cascabeles?
 

El día que yo me case
no dejaré de llevar
al mejor tamboritero
que encuentre por el lugar.

 

 

El gaitero de Fresnedo
que viene de ralo en ralo
va tocando por la calle
la toná de los casados.
  El señor gobernador
se gasta mucha finura
que le ha puesto campanillas
al carro de la basura.
 

El rabel está enojado
y el que lo toca también
porque no le dan de aquello
que rechina en la sartén.

 

 

El rabel para ser fino
ha de ser de verde pino,
la vihuela de culebra
y el sedal de mula negra.
  El rabel se ha cansado,
yo me despido,
que cantando y tocando
bien he cumplido.
 

En l’andar te conozco
que tienes ganas
de tocar la zambomba,
¡tócala y calla!

 

 

Esta noche voy de ronda
haga claro o haga nublo
he de romper mi guitarra
en las costillas de alguno.
  Este pandero que toco
en medio tiene una O
con un letrero que dice:
viva quien toca el tambor.
 

Este par de dulzaineros,
con dulzaina y tamboril,
que nos toquen unas piezas
y nos vamos a dormir.

 

 

Este rabel pide vino
y las cuerdas, aguardiente,
y el mocito que lo toca,
mocitas de quince a veinte.
  La gaita de la ribera
es difícil de tocar,
sólo la toca el gaitero
y miradlo dónde está.
  La guitarra pide vino,
y el guitarrillo, aguardiente,
y el tocador que lo toca,
mocitas de quince a veinte.

 

 

La guitarra que yo toco,
siente como una persona:
unas veces canta y ríe,
otras veces gime y llora.
  La mujer y la guitarra
son distintos instrumentos,
uno se toca por fuera,
y otro se toca por dentro.
  La zambomba está ronca,
tiene ronquera,
porque ha bebido agua
de la ribera.

 

 

La zambomba está mala,
¿qué le daremos?
una taza de caldo,
que la escaldemos.
 

Las castañuelas de tejo
son de mi hermano Matías,
cuando mi hermano se muera,
las castañuelas son mías.

  Las cuerdas de mi guitarra
yo te diré cuáles son:
prima, segunda, tercera,
cuarta, quinta y el bordón.

 

 

Los pendientes que te pones
campanillas de oro son,
que descansan en mis hombros,
tocan en mi corazón.
  Me dicen que no se puede
hacer tres cosas a un tiempo;
mira como bailo y canto
y toco los instrumentos.
 

Morena, si vas al baile,
deja en tu casa las penas,
que la danza es alegría
de dulzaina y panderetas.

 

 

Por el camino del Val
un maragato cantaba
al son de las campanillas
que su reata llevaba.
  Por estar mi amor ausente,
sigue la pena en mi boca,
mientras que la gente baila,
yo estoy toca que te toca.
 

Por la calle abajo bajan,
la vihuela van tocando,
una cuadrilla de mozos,
que la ronda van echando.

 

 

Por mi afición sin segundo
metime a tamburitero,
y alegre voy por el mundo,
tocando gano el dinero.
  Rompióseme la flauta,
rompióseme el tambor,
y ahora que no lo tengo,
al monte de pastor.
  Sé cantar y sé bailar,
sé tocar la pandereta,
el que se case conmigo
lleva música completa.

 

 

Si quieres tener un hijo
que toque bien el rabel,
vente conmigo, morena,
que yo te lo puedo hacer.
  Si quieres vivir alegre
cásate con un corneta,
de mañana toca diana
y por la tarde trompeta.
   

Si se cayera el templete
y cogiera a un musiquín,
y pillara a Arturo Cabo,
que es el que toca el flautín.

 

 

 

Siempre cuando vas de ronda
te gusta llevar tambor,
eso me está demostrando
que eres mozo fanfarrón.
  Toca, rabel mío, toca,
que te tengo que romper
que a la puerta de mi novia
no has querido tocar bien.
 

Todos los que cantan bien
se acercan a la guitarra,
y yo como canto mal
ni me acerco, ni me llaman.

 

 

Toquen, toquen
los hierros y flautas,
vamos todos al campo florido,
a ver al niño hermoso
que en el portal ha nacido.
  Una moza en el baile
dijo en voz alta:
si me gustan los mozos
es por la gaita.
Y un mozo le contesta
con gallardía,
si te gusta la gaita,
toma la mía.
  Viva la punta de arriba,
viva la punta de abajo,
viva quien baila en el medio,
vivan los que están tocando.

 

 

Volaban los pajarcitos
por encima del romero,
con su lenguaje decían:
Que viva el tamboritero.
  Yo me canso, yo me canso,
yo me canso de tocar,
y las mocitas del baile
no se cansan de bailar.
  Zumba, zúmbale al pandero,
al pandero y al rabel,
toca, toca la zambomba,
dale, dale al almirez.

 

 

Gatos, perros
y ratones
                                     

Las manos