Cuaderno de cantares:

Las suegras

 

 

 

A la suegra que yo tengo,
quiero bien que Dios la guarde,
que me la cuelgue de un pino
y que le dé bien el aire.

  A mi suegra Dios le dé,
no es por desearle mal,
un carbunco en cada ojo
y un grano en el paladar.
  A mi suegra la llevé
a la feria a Benavente,
y no la pude vender
porque le faltaba un diente.

 

 

A mi suegra la llevé
a la feria de Logroño
y no la pude vender
porque le faltaba el moño.

  A mi suegra la llevé
a la feria Extremadura,
y no la pude vender
por falta de dentadura.
  A mi suegra la quiero
como a las uvas,
colgaditas de un clavo
las asaduras.

 

 

A ver quién quiere, señores,
un recado pal infierno,
que según dice el doctor
mi suegra se está muriendo.

  Allá va la despedida,
la que cantaba mi suegra,
al que nace, lo bautizan,
y al que se muere, lo entierran.
  Allá va la despedida,
más redonda que una nuez,
anoche parió mi suegra
y está preñada otra vez.

 

 

Anda diciendo mi suegra
que tiene el yerno capón,
que le pregunte a su hija
qué tal tengo el espolón.

  Anda diciendo mi suegra
que yo no tengo plantío,
a ver si tiene su hija
un sarmiento como el mío.
  Anda diciendo mi suegra
que yo no tengo trabajo,
que se lo diga a su hija
cuando la tengo debajo.

 

 

Anda diciendo tu madre
que no me quiere por nuera,
¿en qué libro habrá leído
que la quiero yo por suegra?

  Arriba en aquel alto
vive mi suegra,
por no gastar zapatos
no subo a verla.
  Ciento cincuenta suegras
van pal infierno,
delante va la mía
tocando el cuerno.

 

 

Como el alma son las suegras,
según mi corto entender,
todos sabemos que existen
y nadie las puede ver.

  Con ciento cincuenta suegras
tengo de cercar un huerto,
les pondré el culo pa fuera
para que no caguen dentro.
  Cuando arrecia la tronada
me arrimo mucho a mi suegra,
porque sé que a este tesoro
no le toca una centella.

 

 

Cuando mi suegra está mala,
yo velo su cabecera
con el rosario en la mano
pidiendo pa que se muera.

  Cuando se muera mi suegra,
que la entierren boca abajo,
por si se quiere salir,
que se meta más abajo.
  De mi suegra no habléis mal,
porque la defiendo yo,
y si la queréis quemar,
la leña la pongo yo.

 

 

Del infierno pa alante
catorce leguas,
hay una romería
toda de suegras.

  Dicen que van a tirar
todas las suegras al mar,
la mía como es bribona,
ya está aprendiendo a nadar.
  El que quiera ver al diablo
en figura de una cabra,
que vaya a ver a mi suegra
cuando sale de la cama.

 

 

En el mar se hundía un barco,
y en el barco iba mi suegra,
por eso los calamares
tienen la tinta tan negra.

  En el valle Vidriales
lo tengo todo,
tengo suegra y cuñada
y el bien que adoro.
  Entra, caballero,
no seas cobarde,
entra en ca tu suegra
como en ca tu madre.

 

 

Esta calle está empedrada
con onzas de chocolate,
pa cuando pase mi suegra
que se resbale y se mate.

  Esta calle está empedrada,
las piedras las traje yo
con el carro de mi suegra
y los bueyes del señor.
 

Mi suegra la condenada
tiene un genio del demonio,
pa cuatro pelos que tiene
quiere que le haga un buen moño

 

 

Mi suegra me quiere mucho
porque le hago la cama,
y la ignorante no sabe
que yo le robo la lana.
  Mi suegra me quiere mucho
y mi suegro mucho más,
y la tonta de su hija
no me quiere ni mirar.
 

Mi suegra me regaló
una cruz con un rosario,
no sabe que con su hijo
tengo yo cruz y calvario.

 

 

Mi suegra pa casarme
me dio unas medias,
cada vez que reñimos
me quedo en piernas.
  Mi suegra se me murió,
Dios le dé la gloria santa,
que nos dejó por herencia
dos remiendos de una manta.
 

Mi suegra se me murió
y la enterré en la cocina,
de lástima que me dio
me puse a bailar encima.

 

 

Mi suegra subió a una higuera
para quedar bien conmigo,
cuando miré para arriba,
qué asco le agarré a los higos.
  Mil quinientas doce suegras
van camino del infierno,
y la mía va delante,
que es la que toca el cencerro.
 

Mucho quiero a mi marido,
pero más quiero a mi suegra,
porque ha criado a su hijo
para que a mí me mantenga.

 

 

Para cantar, viva yo,
para bailar, mi cuñada,
para tocar el pandero,
mi suegra, que es de Laciana.
  ¿Para qué me preguntas
si soy casada,
si ya sabes que tengo
suegra y cuñada?
 

Quisiera ver a mi suegra
metida en un avispero
para decirle despacio
lo mucho que yo la quiero.

 

 

Salga la señora suegra,
la de muy buen parecer,
a recibir a su yerno
al lado de su mujer.

  Salga la señora suegra,
la del moño retorcido,
a recibir a la nuera
al lado de su marido.
  Salga la señora suegra,
que aquí le traemos la novia,
cuídela por Dios del alma
como hija suya propia.

 

 

Si me caso y tengo suegra,
ha de ser a condición,
que si al año no se muere
la tiro por el balcón.

  Si mi suegra no me quiere,
que se vaya a hacer puñetas,
que teniendo yo el clavel,
¿pa qué quiero la maceta?
  Si mi suegra no me quiere
yo le echo la maldición:
que se le pierda su hijo
y que me lo encuentre yo.

 

 

Si mi suegra se me muere
no es por falta de alimento,
que en la cabecera tiene
dos tomates y un pimiento.

  Si quieres saber cómo es
la figura del demonio,
ve a mi suegra en el corral
con un cascabel al moño.
  Todas las suegras son cucas,
lo han dicho en el refectorio,
hacen pasar a los yernos
las penas del purgatorio.

 

 

Todos dicen de las suegras,
yo nada puedo decir,
sorda, muda, ciega y coja,
¡qué más se puede pedir!

  Todos tienen una suegra,
yo quisiera tener dos,
para engancharlas al carro
y de carretero yo.
  Todos tienen una suegra,
yo quisiera tener ocho,
para darlas de comer
en la pila de los gochos.

 

 

Todos tienen una suegra,
yo quisiera tener veinte,
cuantas más suegras tuviera,
más pellejos para aceite.

  Un duro con otro duro
se juntan cuarenta reales,
y tu suegra con la mía
se juntan dos animales.
  Una sartén sin rabo
me dio mi suegra,
cada vez que la uso
me pongo negra.

 

 

Una suegra de azúcar
dicen que amarga,
ay de mí, que la tengo
de carne humana.

  Ven acá, querida suegra,
ven acá y te peinaré,
te haré la raya en el medio
con la mano l’almirez.
  Yo quiero mucho a mi suegra,
la madre de mis amores,
la que para mí ha criado
ese ramito de flores.

 

 

Los besos

                                     

El dinero